El padre Enrique Saguier oficia misa en la capilla de Nuestra Señora de las Nieves (foto cedida por Enrique Saguier)
La capilla de Nuestra Señora de las Nieves de la Antártida es el templo más austral del mundo. Esta iglesia católica, dependiente del Obispado Castrense de Argentina, está ubicada en la base militar Belgrano II y tiene carácter permanente.
Se trata de un templo excavado en el hielo situado a 1.300 kilómetros del polo. Cuenta con un crucifijo, las cruces del vía crucis, una imagen de Nuestra Señora de las Nieves y otra de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina. Allí se celebran la fe y la Eucaristía. Alrededor de la capilla hay una red de almacenes de víveres, con lo que es un centro neurálgico de paso y vida para los habitantes de la base.
El sacerdote argentino Enrique Saguier atiende a Vida Nueva para explicar su experiencia en el espacio sagrado. Este religioso estuvo de misión en uno de los rompehielos de la Armada argentina (ARA Almirante Irizar) y pudo trabajar en dicho templo. “Celebré la Santa Misa en la gruta de Nuestra Señora de las Nieves Antárticas, en la base Belgrano II. Allí, consagré un copón para el año y recé un responso en la Cruz. La Santísima Virgen de las Nieves Antárticas nos viene acompañando junto a la advocación de María Stella Maris“.
La historia de la Iglesia en el continente helado se remonta al 20 de enero de 1946, cuando el jesuita Felipe Lérida ofició una misa en la capilla Stella Maris del observatorio Orcadas del Sud. Erigió una cruz de ocho metros de altura y lo comunicó al papa mediante mensaje telegráfico: “Santísimo Padre Pío XII – Ciudad Vaticano. Celebrada primera misa, erigida Cruz, establecido culto Virgen María, Continente Antártico, Islas Orcadas, República Argentina. Solicita bendición Padre Lérida, Jesuita, Buenos Aires”.
La Antártida cuenta con once templos para dar servicios religiosos a los habitantes estacionales o permanentes de las bases y asentamientos del continente. Siete son católicos, todos ellos cuentan con hostias consagradas y ministros extraordinarios asignados por el obispo para prestar este servicio.