“Todos somos administradores de los dones de gracia y de naturaleza que el Señor nos ha regalado, y nuestros talentos son para ponerlos en el banco y sacar interés, nuestros bienes para venderlos, de forma que el fruto llegue a los demás”. Es el encargo que ha lanzado hoy el papa Francisco a los católicos españoles, representados en el Congreso Nacional de Vocaciones que se celebra de aquí al domingo en el Madrid Arena, y en el que participan cerca de 3.000 sacerdotes, religiosos y laicos bajo el lema ‘¿Para quién soy?’.
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El nuncio Bernardito Auza fue el responsable de leer el mensaje enviado por el Pontífice, bajo la atenta mirada, entre otros del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, y el vicepresidente, el cardenal José Cobo. Junto a ellos, el presidente y la vicepresidenta de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Jesús Díaz Sariego y Lourdes Perramón, además de representantes de los diferentes movimientos laicales de nuestro país y más de medio centenar de obispos.
Valentía y solidaridad
El Obispo de Roma no duda en presentar como respuesta a ese ‘¿Para quién soy?’ a “todos esos jóvenes que, como hemos visto en la catástrofe de la DANA, en la acogida de los migrantes o del volcán de La Palma, son los primeros en ponerse manos a la obra”.
“Cuántos testimonios de valentía, de solidaridad, de ver que en ese contexto lo que tengo, lo que soy, tiene un propósito concreto: los otros”, remarca el Papa en un documento con el que buscaba interpelar al auditorio: “¿No eras tú responsable de tu hermano?”.
Abrazo de Jesús
Desde ahí, pone como ejemplo a santa Teresa de Calcuta para “reducir las distancias que los separan de Dios y del hermano, para cambiar sus rumbos y encontrar a Jesús en el abrazo de aquel al que son enviados”.
Esta dimensión social en la que hace hincapié, la desarrolla al comentar que “ver la necesidad del otro y, por encima de sus expectativas, anunciarle a Jesús, en la Palabra y los sacramentos, atendiendo una pobreza que no es material sino espiritual”.
No en abstracto
“Pidamos hermanos en este Congreso de Vocaciones una mirada capaz de percibir la necesidad del hermano, no en abstracto, sino en lo concreto de unos ojos que se clavan en nosotros”, remarca el Papa en su mensaje.
“En la oficina, en la familia, en el apostolado, en el servicio, lleven a Dios allí donde Él los envíe, esa es nuestra vocación”, comparte el Papa a modo de envío misionero. “No tengan miedo y abandónense a la voluntad divina, el Espíritu los sorprenderá a cada paso, haciéndoles bajar del tren de la vida”, comenta justo después.
Confianza en Dios
En su escrito, el Papa agradece especialmente a quienes, “con su ejemplo de vida, hacen visible y contagioso el entregarse con generosidad y confianza al proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros”.
Con una referencia constante al Evangelio del joven rico que no quiso seguir a Jesús porque no quería desprenderse de sus bienes, el Papa explica que “no supo invertir en el negocio esencial al que Dios le invitaba”.
Así, el Obispo de Roma se muestra convencido de que, por mucho que se aspire a cumplir “requisitos” y alcanzar “objetivos”, lo importante es descubrir “el don total de nosotros mismos, el seguir a Jesús en la prueba del amor más grande”.