Más de 1,3 millones de peregrinos han atravesado la Puerta Santa de la basílica de San Pedro en el Vaticano en el primer mes y medio del Jubileo de la Esperanza, según informó este viernes el arzobispo Rino Fisichella, delegado del Papa Francisco para la organización del Año Santo. La cifra de personas que han cruzado la Puerta Santa desde su apertura, el pasado 24 de diciembre, no es “insignificante”, especialmente considerando que enero y febrero son meses relativamente tranquilos en Roma, afirmó Fisichella en una rueda de prensa donde presentó el Jubileo de las Fuerzas Armadas, que se celebrará este fin de semana.
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Flujo constante de peregrinos
Fisichella, quien también es prefecto del Dicasterio para la Evangelización, explicó que la basílica de San Pedro cuenta con dispositivos para contabilizar el número de personas que cruzan la Puerta Santa. No obstante, esta tecnología no ha sido instalada en las otras basílicas romanas con Puertas Santas, como Santa María La Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros, lo que impide obtener una cifra exacta del total de peregrinos que participan en el Jubileo.
El arzobispo destacó que “los números, para quienes organizan el Jubileo, no son el criterio de validez para saber si ha tenido éxito o no”. Aun así, las cifras reflejan un alto interés de los fieles en participar en este tiempo especial de peregrinación y reflexión espiritual.
Celebración de fe y esperanza
El primer Jubileo ordinario del Papa Francisco, que ya había instituido uno extraordinario en 2016 dedicado a la misericordia, concluirá el 6 de enero de 2026. Se espera que, en los próximos meses, alrededor de 32 millones de peregrinos lleguen a Roma para participar en las celebraciones del Año Santo.
El Jubileo o Año Santo es una tradición católica que busca fortalecer la fe y fomentar la solidaridad. Durante este período, la Iglesia concede indulgencias y el perdón de los pecados a aquellos fieles que realicen obras de caridad y atraviesen alguna de las Puertas Santas, ya sea en San Pedro o en las otras basílicas romanas.
En esta ocasión, el Papa Francisco decidió abrir una Puerta Santa en la prisión romana de Rebibbia, un gesto simbólico que subraya la importancia de la misericordia y la inclusión. “He querido que la segunda Puerta Santa estuviera aquí, en una cárcel. He querido que cada uno de nosotros, que estamos aquí dentro y fuera, tengamos la oportunidad de abrir de par en par las puertas de nuestro corazón y comprender que la esperanza no defrauda”, expresó el Pontífice el pasado 26 de diciembre al atravesarla.
