Los obispos colombianos reclaman a los guerrilleros el “cese de las hostilidades” en la guerra del Catatumbo

Los prelados se solidarizan con las familias afectadas y han activado un plan de recogida de recursos y alimentos para brindar ayuda humanitaria a los miles de desplazados

Grafitti en pared

Crisis en el Catatumbo, región oriental de Colombia que limita con Venezuela. Más de 11.000 desplazados, 80 muertos – entre éstos población civil inocente – rinden cuenta de la guerra que han desencadenado las disidencias de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional).



Ambos grupos terroristas tienen en zozobra a estas poblaciones por el control territorial y el negocio del narcotráfico. De hecho, el presidente Gustavo Petro ha declarado un ‘estado de conmoción interior’, acción que no se veía en el país desde tiempos del expresidente Álvaro Uribe.

Preocupación y dolor. Así han expresado en un comunicado los obispos colombianos, quienes han rechazado estas expresiones de violencia en todo el país, pero en especial en la zona del Catatumbo.

Han denunciado que estas confrontaciones armados cobran la vida de decenas de personas y obligan al desplazamiento de numerosas familias y comunidades con lo cual “no solo se vulneran los derechos fundamentales, sino que “agudizan el sufrimiento de niños, mujeres y personas en estado de indefensión”.

Desplazados Cucuta EFE

Activar la solidaridad

Los prelados se han solidarizado con las familias que “han perdido a sus seres queridos”, al tiempo que han activado protocolos en las Iglesias particulares de Tibú, Ocaña y Cúcuta para atender a los miles de desplazados.

Para ello han activado las líneas +57 – 601) 9157779, ext. 114 / 115 como correos electrónicos presidentecec@cec.org.co / secretariogral@cec.org.co para recibir ayudas en pos de “nuestro compromiso de seguir presentes en el territorio ofreciendo ayuda humanitaria, apoyo psicosocial y asistencia espiritual a las familias afectadas”.

También estarán recibiendo alimentos no perecederos e implementos de aseo en la sede del Episcopado en Bogotá, ubicada en la carrera 58 N° 80-87 al tiempo que “reiteramos nuestro esfuerzo por trabajar junto a las comunidades en la reconstrucción del tejido social y la promoción de iniciativas de reconciliación y paz”.

“Una vez más afirmamos que la violencia no es el camino. La violencia engendra más violencia, genera pérdidas humanas irreparables, siembra más odio, división y pobreza, y trae consecuencias funestas para la familia humana”, han advertido.

Asimismo han clamado a los actores armados “cesar inmediatamente las hostilidades y respetar el derecho internacional humanitario, garantizando la protección de las comunidades y el respeto por la vida humana”.

“La paz es posible”

Los obispos colombianos han pedido al Gobierno e instituciones públicas “retomar el diálogo con determinación y a dar continuidad a la implementación de los acuerdos de paz” como único mecanismo para detener la violencia.

Han pedido a las personas de buena voluntad a sumar esfuerzos en “la atención de las víctimas, reconociendo que cada acción solidaria es un paso hacia la restauración de la dignidad y la esperanza en estas comunidades”.

Mientras que han pedido a la comunidad internacional y organismos multilaterales redoblar esfuerzos en el acompañamiento hacia una paz estable y duradera en Colombia, porque “en medio del dolor y la incertidumbre, afirmamos que la paz es posible”.

“Estamos convencidos de que el compromiso y el trabajo en torno al diálogo, al perdón, a la reconciliación y a la paz será un verdadero signo de esperanza para todos”, apuntaron.

Invitaron a todos los colombianos a participar de una jornada de oración por las paz en las 78 jurisdicciones eclesiales del país “conscientes del poder de la oración”.

Foto: EFE

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