La Infancia Misionera, una red internacional de niños evangelizadores, ha logrado transformar la vida de millones de pequeños en los territorios de misión. Hoy se celebra la jornada de esta obra pontificia que se ha consolidado como un pilar fundamental en la promoción de la educación, la salud, la protección de la vida y la fe. De todas las regiones del mundo, África destaca como el primer destino de esta generosidad misionera, reflejando el compromiso global con un continente lleno de desafíos y esperanzas.
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Fundada en 1843 por monseñor Forbin Janson, Infancia Misionera es un movimiento pionero que involucra a los niños en la misión de la Iglesia. Gracias a sus aportaciones, los misioneros pueden brindar apoyo a más de cuatro millones de niños en todo el mundo. En 2025, España celebra su jornada el 19 de enero, bajo el lema “Comparto lo que tengo”, como un recordatorio del compromiso cristiano con los más necesitados.
La prioridad de la Infancia Misionera
África se ha consolidado como el principal destino de los recursos de Infancia Misionera, recibiendo la mayor parte de los proyectos y fondos gracias a su enorme necesidad y potencial transformador. En 2023, de los 2.710 proyectos apoyados por esta obra pontificia, 1.609 se llevaron a cabo en este continente, abarcando las áreas de educación, salud, evangelización y protección de la vida.
Con 620 proyectos educativos, el continente ha recibido un importante impulso en la construcción de escuelas y guarderías, el otorgamiento de becas y la formación en oficios agrícolas y ganaderos. En muchas aldeas remotas, la Iglesia ofrece la única oportunidad de educación, especialmente para niñas, refugiados y otros grupos vulnerables. Allí están al pie del cañón misioneros como el padre Pierre, misionero en Burkina Faso, asegura: “La educación es la puerta a un futuro diferente. Aquí no solo enseñamos a leer y escribir; ofrecemos esperanza y una oportunidad de vida digna”.
La salud es otro de los pilares fundamentales en los que trabajan los misioneros. En África se llevaron a cabo 360 proyectos sanitarios que incluyeron la mejora de hospitales, la compra de medicamentos y vacunas, y el cuidado de huérfanos y embarazadas. Un ejemplo concreto de este compromiso es el apoyo al hospital diocesano de Mangochi, en Malawi, donde gracias a una donación de 8.000 dólares fue posible adquirir 150 colchones y mantas, evitando que los niños ingresados durmieran en el suelo. “Cuando entregamos los colchones, las madres lloraban de gratitud. Es un cambio enorme para los pequeños que antes dormían en el suelo frío”, explica la hermana Clara, una de las misioneras en el hospital.
Evangelización y valores
Los misioneros no solo trabajan en las necesidades materiales, sino también en la transmisión de la fe y valores cristianos. Con 322 proyectos de evangelización, África ha sido un lugar clave para catequesis, campamentos y la traducción de materiales religiosos al idioma local. La fe se convierte en un motor de esperanza para los niños y sus familias. El hermano Samuel, misionero en Uganda, cuenta: “La catequesis no solo les acerca a Dios; también les enseña a ser solidarios, a cuidarse entre ellos y a soñar con una vida mejor”. Además de África hay otros 36 países que se benefician directamente de los fondos enviados a través de esta red misionera.
Aunque desde 2015 no hay Territorios de Misión en Europa, Infancia Misionera sigue apoyando puntualmente algunos proyectos infantiles, que no podrían subsistir sin su ayuda. En 2024 España ha ocupado el primer lugar en el ranking de países que más aportan al Fondo Universal de Solidaridad de Infancia Misionera.