Euclides Carrillo, el sacerdote colombiano que asume las riendas de Cáritas Ecuador

Los 17 años de vida pastoral en tierras ecuatorianas lo han llevado a palpar las heridas de este pueblo y a proponerse a seguir construyendo la cultura del encuentro

Colombiano, pero con una vida pastoral de 17 años en el Ecuador. Así es Euclides Carrillo, el nuevo director de Cáritas Ecuador, quien releva en el cargo a su colega español José García.



Nacido en Pamplona, en el departamento del Norte de Santander –oriente del país –, pero “fui criado en Bucaramanga, más al norte. Estudio sacerdocio en Colombia y, por designios de la divina providencia fue a parar a Ecuador.

Allí fue ordenado sacerdote, en Santo Domingo de los Tsachilas, ciudad enclavada en la homónima provincia del litoral centro norte de Ecuador.

Él mismo cuenta que se trató de una conversión pastoral y muy personal cuando conoció a un colega italiano y “empecé a cambiar mi visión del mundo, de ser un sacerdote muy aplicado a la liturgia, de la vida de los sacramentos”.

Así pues, Carrillo se entregó de lleno a los social – sin perder claro está la profundidad espiritual – para anunciar el evangelio “a través de las obras de calidad”.

Por la gracia de Dios

Dios escribe recto sobre renglones torcidos, por eso, durante 15 años en la diócesis de Santo Domingo ejerció como vicario de pastoral social, conocida en esta jurisdicción como la FASCA (La Fundación de Acción Social Cáritas).

Ese trabajo – considera – es una experiencia muy semejante “a lo que hacemos en Cáritas Nacional”. Cree también que en su nombramiento está metida la “mano del Espíritu Santo”. Méritos que lo llevaron a ser durante 7 años consejero de la Cáritas nacional.

En este periodo acompaña a Antonio Crameri, obispo de Esmeraldas y presidente de Cáritas Ecuador, recién electo como él, por lo que “creo que para Dios las cosas las va haciendo a su manera y con los instrumentos que va teniendo a su lado”.

Sin duda, el trabajo no es nuevo para él. Entre sus preocupaciones, la migración. Una inquietud que ha nacido de sus juntas con las scalabrinianas, “es un fenómeno que duele tanto”, dice.

“Desde mi experiencia personal he creado algunos programas y también comedores comunitarios para las personas que pasan hambre y que sienten la necesidad de una ayuda” acota.

Vencer males atávicos

Carrillo asume en medio de una situación país compleja. El Año Nuevo lo recibieron con el coletazo de violencia de las mafias y de una guerra declarada al Estado.

Aseguró que “estos primeros meses me daré a la tarea de analizar cómo está la situación puertas adentro de la pastoral”. Primero lo primero, luz para la casa antes de emprender cualquier periplo social.

Diagnosticará la institución para mirar “cuáles son las prioridades, las cuales considero se deben trabajar desde las iglesias particulares, porque ellos son los que recogen los dolores de nuestros hermanos más empobrecidos”.

En su radar está el tema de la desnutrición infantil, un fenómeno que han venido registrando en el país en los últimos años, considera prioritario poder ayudar a la gente a vencer las desigualdades.

¿Molinos de viento? “Para Dios nada es imposible”, sostiene, toda vez que siente que la fuerza de Cáritas está en su voluntariado “en cada parroquia, en cada diócesis exista, porque si tenemos buenos voluntarios de Cáritas podemos cumplir las palabras del Señor en cada comunidad, denles ustedes de comer”.

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