Tras escribirle tiempo atrás, Hortensia López Almán, presidenta de la Asociación Extramuros, que ha nacido este año para ofrecer un acompañamiento integral a sacerdotes y religiosos que han abandonado su vocación y que no encuentran ningún apoyo eclesial a la hora de recomponer su vida, recibió la respuesta del papa Francisco.
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Al impacto de recibir una misiva de su puño y letra, se añadía la emoción ante este interpelante mensaje de ánimo de Bergoglio: “Gracias por su valentía”. Y es que en su carta ella le había abierto su corazón, contando su propia experiencia: en 2015, con solo 41 años, tuvo que abandonar su vocación como carmelita descalza tras sufrir los abusos de poder de varias superioras.
Efecto sanador
Como explica a Vida Nueva López Almán, “cuando leí la carta del papa Francisco, lo primero que sentí fueron ganas de tenerlo delante y darle un abrazo”. Y es que, “evidentemente, supone un gran apoyo para la asociación, pues le hablé de ella y de sus fines”, pero, además, “a nivel personal”, siente que el bien “es mayor. Sentí que se me quitaba un peso de encima, pues llevo sufriendo desde hace mucho tiempo, por parte de personas que ostentan cargos en la Iglesia, abusos de autoridad, maltrato, indiferencia e incluso el vacío después de denunciarlo”.
Con su carta, “el Papa contesta a una que yo le escribí contándole todo esto, y también lo que pasan las personas que se ponen en contacto con nosotras por medio de la asociación. Supone un reconocimiento ante tanta injusticia, rechazo a todo lo que está pasando en la Iglesia, dolor, preocupación e incluso impotencia ante un mal tan grande que está afectando a tantas instituciones eclesiásticas”.
Diversos gestos
En definitiva, “sentí la cercanía del Papa, el amor y el cariño de un padre. Un abrazo que no solo me abarca a mí, sino a todos”. Este ha sido un gesto más de Francisco, que, a lo largo de su pontificado ya ha abordado esta cuestión con naturalidad, visitando en alguna ocasión a sacerdotes que se han secularizado y compartiendo ese encuentro también con sus mujeres e hijos.
Aunque el abandono de la vocación es una realidad presente en nuestras comunidades, ninguna Conferencia Episcopal ni la Santa Sede ofrecen estadísticas que nos ayuden a conocer la dimensión de este fenómeno. La última aproximación en este sentido la ofreció la Federación Internacional de Sacerdotes Católicos Casados, que publicó en 2015 un informe en el que documentaba que eran 90.000 los curas secularizados en todo el mundo, 6.500 de ellos en España. Otros recuentos (tampoco institucionales) ascienden la cifra en nuestro país hasta los 8.000.
Informe de CONFER
Sobre la vida religiosa en España, en 2020, CONFER encargó al franciscano Lluís Oviedo, profesor de la Pontificia Universidad Antonianum, el informe ‘Crisis de fidelidad en la vida consagrada: motivos y factores implicados’. En él estableció que “las congregaciones han perdido casi al 12,69% de sus miembros en la última década en España”, con un total de 419 abandonos de la vocación. La caída para las congregaciones masculinas se sitúa aquí en “un 8,19% de sus miembros, contando novicios y consagrados de votos temporales, y un 6,34% de los hermanos de votos perpetuos. Es decir, el 14,53% de sus miembros”. El descenso es menor en las congregaciones femeninas, que “han perdido el 6,6% de sus novicias y consagradas de votos temporales y un 4,24% de las de votos perpetuos. Es decir, el 10,84% de sus miembros”.
A nivel mundial, el último dato lo ofreció en 2017 el entonces secretario de la Congregación de los Institutos de la Vida Consagrada, el franciscano español José Rodríguez Carballo, que, en una entrevista en Radio Vaticana reconoció que “alrededor de 2.300 religiosos y religiosas cuelgan los hábitos cada año”. Un fenómeno que calificó de “lenta hemorragia”.
