Después de un rey, el Papa: Francisco aterriza hoy en Marsella

Francia recibe estos días a dos huéspedes muy ilustres que suscitan no poco interés en sus habitantes, aunque no todos ni mucho menos, sean monárquicos o fervientes católicos. Carlos III de Inglaterra ha reservado a la vecina Francia su primera visita de Estado y ha sido recibido con todos los honores que reserva a un monarca la República Francesa.



El Papa efectuará su primera visita a Marsella cinco siglos después de que lo hiciera su predecesor, Clemente VII, en 1533 para celebrar el matrimonio de su sobrina María de Médicis con el hijo de Francisco I, el futuro Enrique II.

El valor de la amistad

Francisco y Carlos III coincidirán hoy viernes 22 de septiembre en territorio francés, pero en ángulos diferentes, dura tarea para el presidente Emmanuel Macron que acogerá a Francisco a su llegada al aeropuerto de Marignane a primeras horas de la tarde.

El joven mandatario galo mantiene desde hace años muy buenas relaciones con el pontífice. Autor de esta visita ha sido el cardenal Jean-Marc Aveline, que ya lanzó la idea en la anterior edición de los Encuentros Mediterráneos que tuvo lugar en Florencia en el 2022. Él ha declarado que esta etapa de Francisco en Marsella resalta el valor de la amistad, la suya con el Papa.

Migraciones en el centro

Desde el domingo pasado, 70 jóvenes procedentes de 40 países ribereños del Mare Nostrum han debatido sobre la precariedad económica y social, la trascendencia de los cambios climáticos y el desafío de las migraciones. Estos serán, sin duda, los ejes principales del discurso con el que Bergoglio clausurará el encuentro el sábado por la mañana en el Palacio del Faro, antigua residencia imperial construida por Napoleón III para su esposa, la emperatriz española Eugenia de Montijo.

La prensa francesa se ha hecho eco de la visita papal. El semanario satírico’ Le Canard enchaîné’ no podrá no podía faltar a su tradición humorística, y ha puesto en primer página, en grandes titulares,  esta falsa declaración del ministro del Interior, Gérald Darmanin: “Solo nos faltaba un vendedor de opio del pueblo”, aludiendo a la definición que hizo de la religión que hizo Karl Marx.

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