“La Jornada Mundial de la Juventud no debe estar envasado ni guardarse en álbumes de fotos. Es un recuerdo vivo y debes mantenerlo vivo. ¿Y cómo se mantiene algo vivo? Transmitirlo, dárselo a los demás”. Es el encargo que el Papa realiza a los jóvenes que participaron este verano en el encuentro universal de Lisboa.
- PODCAST: La geopolítica de la caricia
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
En un vídeo dirigido a ellos, grabado por el cardenal Américo Aguiar que fue el coordinador de la JMJ y que se reunió ayer con el Papa, Francisco rememora la grata experiencia vivida en Portugal. “No lo anestesiéis”, insiste el pontífice en su deseo de contagiar lo experimentado entonces: “Cuéntalo en la universidad, cuéntalo en la escuela, cuéntalo en el trabajo, cuenta lo que viviste, lo que vives, esa masas de más de millón y medio que estaba allí, y sobre todo lo que sentiste”.
Una familia que continúa
Y, todo, desde el convencimiento de que “una familia se mantiene viva a través de los hijos que llevan la vida adelante y de los padres que luego se convierten en abuelos”.
A partir de ahí, el Papa invita a la nueva generación de católicos a ser “misioneros, propagadores, testigos”. “Ahora les toca a ustedes ser testigos. Que Dios os bendiga, que la Virgen os guarde. Y no olvidéis orar por mí”, remata su vídeomensaje.