Chile: los obispos oran por la Patria

En una Misa, al término de su retiro anual, rezaron por la paz, reconciliación y unidad en el país en el contexto de los 50 años del golpe militar

Desde el lunes 17 al viernes 21 los obispos de Chile participaron en un retiro, predicado por el cardenal Daniel Sturla, sdb, arzobispo de Montevideo (Uruguay), en la Casa de Ejercicios de Padre Hurtado. Concluyeron sus ejercicios espirituales con la concelebración de una Misa por la Patria en el contexto de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, en la capilla de esa misma casa.



Unidad y reconciliación

La oración de los obispos por la unidad y la reconciliación tuvo a la vista no sólo los desafíos actuales, sino también los derivados de la historia reciente, desde el golpe militar, encomendando al pueblo de Chile a la Virgen del Carmen, madre y patrona del país.

En su homilía el cardenal Celestino Aós, arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, señaló que “orar es amar, orar pidiendo perdón es amar a Dios y a los demás, y amar a Chile. Somos sacerdotes en el plan de Dios, para ofrecer sacrificios por sus propios pecados y por los pecados del pueblo”. Agregó que la primera misión de los obispos es rezar y desde la oración iluminar el futuro: “¿a dónde queremos ir? E iluminar el presente. Esto ¿va a ayudar a sanar? O seguimos haciendo lo mismo, cuando han pasado ya 50 años”.

Aós continuó diciendo que “somos mensajeros de la Buena Nueva, queremos y debemos compartir el gozo del Evangelio. Llevamos el Evangelio del perdón y la reconciliación. Y eso exige arrepentimiento, deseo de reparar el daño causado, y propósito de no volver a cometer ese pecado. Conversión. Nuestro pecado es grande, las páginas son negras. Mientras se trabajaba con generosidad por la reconciliación, por la paz, otros seguirán abusando y delinquiendo. El pecado no fue cosa de un día, ni del tiempo pasado; también hoy, y de muchas maneras estamos en pecados. Todos estamos ensuciados, pero eso no puede servir como excusa sino como revulsivo para avanzar y mejorar”, manifestó el arzobispo.

Más adelante el cardenal llamó a que cada persona ponga su parte en la tarea de la reconciliación: “nuestros gobernantes y legisladores y jueces revisen sus modos, nuestros políticos y comunicadores busquen y respeten la verdad. Los sacerdotes y los religiosos, y nosotros los obispos proclamemos y vivamos el Evangelio de la verdad y del amor y del perdón, de la justicia y la misericordia. ¿Somos más justos? ¿somos más misericordiosos? El evangelio es claro y exigente: tú pon verdad, tu pon justicia, tú se honesto, tu ama; Ama, a tus enemigos”.

Piden perdón

Al referirse al golpe militar y sus efectos, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, manifestó: “Como obispos ofrecemos nuestro servicio de acogida, respeto, silencio y secreto, pero pedimos que quienes tienen información acerca de los hechos y de las víctimas, en nombre de Dios, háganla saber porque es camino y modo para aliviar el sufrimiento de muchos”.

Asimismo, el cardenal recordó que “muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos rezaron, dieron ayuda a víctimas directas y a tantas otras víctimas indirectas que entraron en la pobreza, la marginación etc. Aconsejaron. ¿Pudimos hacer más? ¿Era mejor hacerlo de otro modo? Pedimos perdón por lo que teníamos que hacer y no hicimos, pedimos perdón por lo que hicimos mal, pedimos perdón por haber guardado silencio cuando debimos hablar, o haber hablado mal, juzgado y condenado”, dijo Aós.

El arzobispo animó a ser sembradores de justicia, honradez, respeto, y colaboración, relevando que hoy “nos toca iluminar el presente: hemos ofrecido nuestro aporte a los Constituyentes, y seguiremos ofreciendo el gozo del evangelio, la verdad que poseemos y que libera, aunque duela”. A sus hermanos en el Episcopado les dijo: “somos obispos, nos toca enfocar la vida desde el evangelio, nos toca ofrecer guía y ánimo a los fieles y a la sociedad. Somos padres de todos”.

Aós concluyó la homilía llamando: “Todos estamos convocados en esta hora grande y hermosa de nuestra historia a ofrecer nuestro aporte, a dar lo mejor de nosotros mismos para construir un Chile mejor. No piense que los otros son quienes harán. Los otros pondrán lo suyo, y nosotros debemos poner lo nuestro. Como la Virgen María, Madre de Jesús y Madre de todos nosotros; a sus pies nos reconocemos “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”, cerró el arzobispo Celestino Aós.

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