Armand Puig: “Las universidades católicas no pueden ser de segunda división”

Armand Puig

Armand Puig i Tàrrech (La Selva del Camp, 1953), sacerdote de la Archidiócesis de Tarragona y hasta ahora rector del Ateneo Universitario Sant Pacià (AUSP), ha sido nombrado por el papa Francisco presidente de la AVEPRO, la agencia de la Santa Sede encargada de “velar por la calidad y la promoción del nivel de los estudios impartidos en las universidades y facultades eclesiásticas”.



PREGUNTA.- ¿Cómo afronta esta responsabilidad que le encomienda el papa Francisco?

RESPUESTA.- Supone un reto y un acicate. Se trata de promocionar la calidad de los estudios eclesiásticos en unas instituciones que deberían mantener un nivel de excelencia parecido al de las universidades civiles. No podemos ser instituciones universitarias de segunda división. En este sentido, es preciso afrontar las debilidades y subrayar las fortalezas que se constatan en unas instituciones llamadas a desempeñar un papel importante en el marco del diálogo entre fe cristiana, cultura y universidades.

Crear sinergias

P.- ¿Y cuáles son esas debilidades y fortalezas?

R.- Que estas universidades y facultades eclesiásticas estén inmersas en contextos históricos y culturales precisos, aunque muy distintos entre sí, supone todo un reto. Es necesario profundizar en la ubicación de estas instituciones en sus respectivos contextos y en diálogo con las universidades civiles, tanto públicas como privadas. También crear sinergias y elaborar nuevos paradigmas transdisciplinares, como propone la constitución apostólica ‘Veritatis gaudium’. Entre las debilidades, hay que mencionar la frecuente falta de acreditación de los profesores de centros eclesiásticos. Acreditaciones que son necesarias para presentar proyectos de investigación en organismos y administraciones públicas y obtener ayudas que los respalden.

P.- ¿Qué papel debería jugar la AVEPRO a este respecto?

R.- Debería constituirse en sujeto activo a la hora de conceder esas acreditaciones. Por eso, los proyectos de investigación que se pueden promocionar desde las instituciones eclesiásticas deberían apuntar, entre otros, a temas como la antropología, la ética, el cuidado del medio ambiente, la paz, la pobreza, la dignidad de la persona, es decir, todos aquellos temas que surgen del Evangelio de Jesús comunicado y practicado. (…)

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