El presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Juan José Omella, está convencido de que “la Iglesia es tan diversa y variada como inmensa”. Así lo compartió esta tarde durante la gala de presentación de la Memoria de Actividades 2021 celebrada en el auditorio madrileño de la Fundación Pablo VI.
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Para el arzobispo de Barcelona, la comunidad católica lleva a cabo esta labor impagable que recoge el informe gracias a la labor de miles de voluntarios a los que definió como “luz en la oscuridad, la prueba viva de la solidaridad, un tesoro invaluable, ser la voz de los sin voz”.
El acto, presentado por José Luis Pérez y Lucía Crespo, recogió el testimonio de entrega de la Iglesia, como María Lourdes Caminero, misionera eucarística de Nazaret que acompaña pastoralmente a nueve pueblos de Soria junto a un sacerdote. O, Jean Carla Campos una joven recién bautizada y confirmada por el cardenal Omella. El evento estuvo amenizado por el coro del colegio La Salle Maravillas de Madrid.
Fuera de la burbuja
Durante su intervención, el secretario general del Episcopado, César García Magán, explicó que la Memoria de Actividades viene a ser “una fotografía, una maqueta de lo que es la Iglesia”. “La Iglesia vive y está en la sociedad, no vivimos en una burbuja ni somos tortugas que estamos en un caparazón”, expuso el portavoz de los obispos.
Entre otros, también participó el secretario general de la Conferencia Española de Religiosos, Jesús Miguel Zamora, que expuso cómo la vida consagrada “da color al mundo a través del servicio de muchas personas que trabajan en diversos ámbitos”. “Pintamos de tantos tonos el compartir de carismas”. También se escuchó al presidente de Cáritas, Manolo Bretón, que destacó cómo “somos testigos del poder transformador del amor”, subrayando los programas que han puesto en marcha para salir al rescate de los refugiados ucranianos.
Entre otros datos, la Memoria recoge que cerca de cuatro millones de personas se beneficiaron de la actividad de 8.864 centros asistenciales católicos en 2021. Es más, en los últimos diez años, la actividad asistencial se ha incrementado en un 70%. En el estudio, se subraya además que hasta 6.300 centros de la Iglesia están destinado a la lucha contra la pobreza, que atienden al año a más de 2 millones de personas.
