El Papa reflexionó con los jesuitas de Hungría sobre la pregunta más difícil: “¿Cómo hablar con los abusadores por los que sentimos repugnancia?”

“Sí, ellos también son hijos de Dios. Pero, ¿cómo podemos amarlos?”, dijo Francisco

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El 29 de abril, durante el segundo día de su viaje apostólico a Hungría, el papa Francisco se reunió con los jesuitas que viven en el país, quienes dirigieron sus preguntas al Pontífice.



Así, tal como recoge La Civiltà Cattolica, el Papa animó a los religiosos a ser “testimonio” para los jóvenes. “Sin testimonio no se puede hacer nada, y dar testimonio significa coherencia de vida”, aseveró.

Por ello, insistió en que la palabra clave es “autenticidad”. “Para mí es importante el diálogo entre los jóvenes y los ancianos: conversar, discutir. Me espero autenticidad, que se digan las cosas como son, las dificultades, los pecados… Y tú, como formador, tienes que enseñar a los jóvenes la coherencia”, insistió.

En este sentido, subrayó que los jóvenes “dialoguen con las personas mayores”. “Los ancianos no pueden estar en la enfermería solos: deben estar en comunidad, para que exista un intercambio entre ellos y los jóvenes”, explicó.

¿Cómo acercarse a los abusadores?

En cuanto a la realidad de los abusos, reconoció que “hoy hemos comprendido que la realidad del abuso es muy amplia: hay abusos sexuales, psicológicos, económicos, con los inmigrantes…”. Pero, en cuanto a los abusos sexuales, y ante la pregunta de cómo acercarse a ellos, dijo: “¿Cómo acercarnos, cómo hablar con los abusadores por los que sentimos repugnancia? Sí, ellos también son hijos de Dios. Pero, ¿cómo podemos amarlos?”.

“El abusador debe ser condenado, sin duda, pero como un hermano. Una condena entendida como un acto de caridad. Hay una lógica, una forma de amar al enemigo que se expresa así”, añadió. “No es fácil comprenderla y vivirla. El abusador es un enemigo. Cada uno de nosotros lo siente así porque empatiza con el sufrimiento de los abusados. Cuando sentimos lo que el maltrato deja en el corazón de los abusados, la impresión que nos llevamos es tremenda. Incluso hablar con el abusador nos provoca repulsión, no es fácil. Pero ellos también son hijos de Dios. Y se necesita una pastoral para ellos. Merecen un castigo, pero también atención pastoral”, aseveró.

Resistencias dentro de la Iglesia

Por otro lado, y ante la pregunta de “¿cómo encontrar la voz de Dios amando nuestro tiempo?”, Francisco aseguró que “el Concilio Vaticano II está todavía en vías de aplicación”. Además, señaló que “las resistencias” dentro de la Iglesia “son terribles”.

“Hay un restauracionismo increíble”, continuó. “El flujo de la historia y de la gracia va desde abajo hacia arriba, como la savia de un árbol que da fruto”, subrayó. “Sin este flujo, somos una momia. Retrocediendo no se conserva la vida, nunca”.

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