Chile: el gobierno reconoce a la Iglesia de Copiapó por su actuación durante la dictadura

Fue destacada su labor en defensa de los derechos humanos y su colaboración al retorno de la democracia

En el contexto de la conmemoración de los 50 años del Golpe Militar en Chile, el gobierno del presidente Gabriel Boric está realizando actos de reconocimiento público a diversas entidades que tuvieron un rol importante en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar.



Recientemente se realizó una ceremonia en la ciudad de Copiapó presidida por el Delegado Presidencial de la Región de Atacama, Cristhian Fuentes Varas, con participación de autoridades regionales, provinciales y comunales, además de muchos familiares de perseguidos políticos por la dictadura y personas vinculadas a la recuperación de la memoria histórica. En ella fue destacado el testimonio de hombres y mujeres que, desde la Iglesia de Atacama, promovieron la dignidad de todo ser humano, sin importar su credo religioso, y reconocieron el gran trabajo de la iglesia de Copiapó en la defensa de los derechos humanos y la ayuda en el retorno a la democracia.

Verdad, justicia y reparación

En representación de la Iglesia diocesana, recibió este reconocimiento el actual obispo de Copiapó, Ricardo Morales, quien dijo que la memoria es importante para “renovar la convicción de decir nunca más a la muerte y su cultura de abuso”, y de siempre “proteger a los pequeños, a los vulnerables, ante cualquier abuso”.

Agregó el obispo que son necesarias “la verdad, la justicia y la reparación” hacia las víctimas de violaciones de derechos humanos y expresó la necesidad de conocer dónde están las personas que aún permanecen como detenidas desaparecidas. “Mientras exista una familia que no tenga una tumba donde ir a dejar una flor a su ser querido, no hay justicia, y no puede haber paz en los corazones de los chilenos”, dijo Morales.

El obispo también agradeció el testimonio de hombres y mujeres, religiosas, sacerdotes, laicos, que lucharon por proteger a las personas perseguidas por motivos políticos, como el recordado obispo Fernando Ariztía, y los espacios que implementó la Iglesia para la solidaridad, la promoción y la denuncia.

Nunca más en Chile

El obispo Morales llegó al acto acompañado del abogado Erick Villegas, para quien hizo un público reconocimiento porque “fue víctima de un atentado de parte de la CNI (policía secreta), y que aún a costa del riesgo a su propia vida, continuó su labor de defensa de las personas perseguidas”. El obispo pidió trabajar en el diálogo, el respeto y la unidad, para que nunca más en Chile se produzcan estas violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Finalmente señaló que se sentía orgulloso de estar al frente de hombres valientes, como el abogado Villegas, que defendieron a los débiles y víctimas de abusos de la dictadura militar.

Estos actos de reconocimiento fueron inaugurados el domingo 2 de abril por el mismo presidente Boric en un sector popular de Santiago donde agradeció a 5 organizaciones de iglesias cristianas por su labor durante la dictadura, una de ellas la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago.

También en el Vicariato Apostólico de Aysén fue instalada una placa de reconocimiento en la actual “Casa Betania”, de la ciudad de Coyhaique, que ofrece acogida a migrantes. En ella se agradece la labor realizada por comunidades eclesiales durante la década del 70. En el acto participó el obispo Vicario Apostólico, Luigi Infanti.

Construir la memoria colectiva

Otro acto similar tuvo lugar en la plaza de Linares donde el sacerdote Silvio Jara Ramírez fue destacado y recibió reconocimiento por su promoción y defensa de los derechos humanos durante el período de la dictadura cívico militar.

En una emotiva ceremonia, la Delegada Presidencial Provincial, Priscila González Carrillo, en representación del Gobierno, expresó que “no se trata de enaltecer a los héroes, si no más bien avanzar en tener modelos para nosotros, las nuevas generaciones. Ya han pasado 50 años, muchos de nosotros no vivimos esa época, pero hoy, en el cargo que ocupo, tengo el deber de seguir construyendo memoria para mi país, para que hechos como aquellos no se repitan, y para eso se requiere que todos y todas, como sociedad, comprometidos y en unidad trabajemos por la defensa de los derechos humanos. Para que hechos como los ocurridos no se repitan, se requiere también construir la memoria colectiva, por eso hoy destacamos a quienes desde estas comunidades de fe han tenido un rol preponderante. Nosotros, las nuevas generaciones, asumimos la posta y queremos aprender de ustedes”, concluyó la Delegada Presidencial.

Terminado el acto, el obispo de Linares, Tomislav Koljatic, dijo que “ha sido un homenaje muy merecido para el P. Silvio por todo su trabajo en ese momento tan duro para Chile y que ha dejado heridas que todavía no podemos cerrar. La invitación del Papa Francisco es que seamos constructores de puentes, debemos acoger este llamado”.

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