El cardenal McElroy se defiende: “Privar la comunión a gays y divorciados es bloquear su camino a Cristo”

Tras ser acusado de hereje, el arzobispo de San Diego argumenta en un artículo que no se excluya a estos colectivos “categóricamente” de la eucaristía

Después de ser acusado de “hereje” por alguno de sus hermanos obispos que han pedido para él la “ex comunión”, el cardenal arzobispo de San Diego, Robert W. McElroy, ha dado un paso al frente para defender una vez más el acceso de los divorciados y homosexuales a la comunión en la eucaristía.



En un extenso artículo publicado ayer en la revista América de los jesuitas norteamericanos, el purpurado, vuelve a reafirmarse en el texto que ya escribió el pasado mes de enero. McElroy lamenta que “la exclusión de la eucaristía” se haya tomado “esencialmente como una cuestión doctrinal más que pastoral”.

El papel de la conciencia

A la par defiende, siguiendo la imagen del hospital de campaña tan recurrente en Francisco, que “ todos estamos heridos por el pecado y todos necesitamos por igual la gracia y la sanación de Dios”. En paralelo, ahonda en otro de los pilares del pensamiento del Papa: “el papel de la conciencia”.

“si bien la enseñanza católica tiene un papel esencial en la toma de decisiones morales, es la conciencia la que tiene el lugar privilegiado”, subraya el arzobispo de San Diego, que se remite de nuevo a Bergoglio para suscribir que “el papel de la iglesia es formar conciencias, no reemplazarlas”.

Discernir la elección moral

“Las exclusiones categóricas de los divorciados vueltos a casar y las personas LGBT de la eucaristía no dan el debido respeto a las conversaciones internas de conciencia que las personas tienen con su Dios al discernir la elección moral en circunstancias complejas”, sentencia el cardenal.

Es más, partiendo de que comulgar “no es un premio para los perfectos, sino una poderosa medicina y alimento para los débiles”, considera que “privar a los discípulos de esa gracia bloquea uno de los principales caminos que Cristo les ha dado para reformar sus vidas y aceptar el Evangelio cada vez más plenamente”.

¿Razonamiento único?

A partir de ahí, el pastor llama a replantearse “el razonamiento único del principio de que todos los pecados sexuales son pecados objetivamente mortales”. “Relegamos los pecados de la sexualidad a un ámbito en el que ningún otro tipo amplio de pecado está tan absolutamente categorizado”, argumenta.

Incluso, expone que “todos los pecados que violan el sexto y noveno mandamiento son pecados mortales categóricamente objetivos”. “No existe una clasificación tan completa del pecado mortal para ninguno de los otros mandamientos”, añade a renglón seguido.

Así, el cardenal no duda en poner sobre la mesa que, sin embargo, “no es automáticamente un pecado mortal objetivo abusar física o psicológicamente de su cónyuge, explotar a sus empleados, discriminar a una persona por su género, etnia o religión, o abandonar a tus hijos”.

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