El Papa reclama que “los laicos no son ‘invitados’ en la Iglesia” sino auténticos protagonistas de su misión

El pontífice clausura el el congreso promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida con los responsables del laicado de las Conferencia Episcopales

El papa Francisco ha recibido en audiencia en el Aula Nueva del Sínodo a los presidentes y responsables de las Comisiones para los laicos de las Conferencias Episcopales que han participado en estos días en el congreso promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Un encuentro en el que el pontífice ha reforzado su invitación a “superar las vías paralelas que nunca se encuentran” ya que “Dios está mostrando a la Iglesia el camino de la comunión, de caminar juntos”.



Para el Papa “la necesidad de valorar a los laicos no depende de alguna novedad teológica”, sino que se basa en “una correcta visión de la Iglesia”, la de “la Iglesia como Pueblo de Dios, del que los laicos forman parte de pleno derecho junto con los ministros ordenados”. Por ello, pidió a todos “recuperar una eclesiología integral”, que ponga el acento en la unidad y no en la separación, donde “el laico no es el no religioso, sino el bautizado”, y se le aplique el término “discípulo, hermano”, como se aplicaba en el Nuevo Testamento a todos, “fieles laicos y ministros ordenados”, según recogen los medios vaticanos.

Compartir la misión

En este sentido, el Papa lamentó que “todavía queda mucho camino por recorrer para que la Iglesia viva como un cuerpo, como un verdadero Pueblo” en comunión. Frente a la tentación de vivir separados unos de otros, Francisco destacó que todo el Pueblo de Dios está unido por una única fe, no es “ni populismo ni elitismo, sino el santo Pueblo fiel de Dios”, “animado por el mismo Espíritu santificador y orientado a la misma misión de anunciar el amor misericordioso de Dios Padre”. Y es que, añadió, “la sinodalidad encuentra su fuente y su fin último en la misión: nace de la misión y está orientada a la misión. Compartir la misión, en efecto, acerca a pastores y laicos, crea comunión de intenciones, manifiesta la complementariedad de los distintos carismas y, por tanto, suscita en todos el deseo de caminar juntos”.

Por ello, Francisco destacó la importancia de una formación que no sea “escolástica, limitada a ideas teóricas”, sino “también práctica”. Para el Papa, “el acento debe ponerse en la unidad y no en la separación. El laico, más que como ‘no clérigo’ o ‘no religioso’, debe ser considerado como bautizado, como miembro del pueblo santo de Dios, como sacramento que abre todas las puertas”. Es más, el Papa recordó en que “la palabra ‘laico’ no aparece en el Nuevo Testamento, sino que habla de ‘creyentes’, ‘discípulos’, ‘hermanos’, ‘santos’, términos aplicados a todos: fieles laicos y ministros ordenados”. Por ello propuso “superar dicotomías, miedos y diferencias mutuas” desde la corresponsabilidad.

No invitados, protagonistas

El pontífice recalcó que “los fieles laicos no son ‘invitados’ en la Iglesia, están en su casa, por lo que están llamados a cuidar de su propia casa. Los laicos, y especialmente las mujeres, deben ser más valorados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis”. Y es que añadió, el Papa, los laicos “pueden llevar el anuncio del Evangelio en su lenguaje ‘cotidiano’, comprometiéndose en diversas formas de predicación. Pueden colaborar con los sacerdotes en la formación de niños y jóvenes, ayudar a los novios en su preparación al matrimonio y acompañarles en su vida conyugal y familiar”.

También, prosiguió, “deben ser siempre consultados en la preparación de nuevas iniciativas pastorales a todos los niveles, local, nacional y universal. Deben tener voz en los consejos pastorales de las Iglesias particulares. Deben estar presentes en las oficinas de las diócesis. Pueden ayudar en el acompañamiento espiritual de otros laicos y también aportar su contribución en la formación de seminaristas y religiosos”. Para Francisco, los laicos “junto con los pastores, deben dar testimonio cristiano en ambientes seculares: el mundo del trabajo, de la cultura, de la política, del arte, de la comunicación social”. Ahora bien, advirtió “los laicos clericalizados son una plaga en la Iglesia”.

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