El Papa organiza un retiro ecuménico de tres días antes de comenzar el Sínodo

Francisco ha confiado al dominico Timothy Radcliffe la dirección de los ejercicios

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha acogido este lunes, 23 de enero, la presentación de la Vigilia Ecuménica de Oración y de la iniciativa ‘Juntos – Encuentro del Pueblo de Dios en vísperas de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos’, que se celebrará con el tema: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’.



Durante este encuentro con los medios, el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, ha revelado que, después de esta vigilia ecuménica el 30 de septiembre, tendrá lugar un retiro ecuménico de tres días en Roma al que el papa Francisco ha invitado al dominico Timothy Radcliffe como director del mismo. Así, el retiro se celebrará del 1 al 3 de octubre, antes de que comience el Sínodo el día 4.

La Vigilia Ecuménica de Oración, que será presidida por el papa Francisco, forma parte de una iniciativa ecuménica promovida por la Comunidad de Taizé en colaboración con la Diócesis de Roma, la Secretaría General del Sínodo, el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, así como numerosas otras iglesias cristianas y asociaciones eclesiales y ecuménicas.

Diálogo ecuménico

Durante la presentación, Hollerich ha subrayado que “vivimos un tiempo de cambio, un cambio de época, como lo define el papa Francisco, comparable al año cero de la civilización”. Por ello, “debemos ver juntos cómo anunciar a Cristo en este nuevo mundo emergente. Las divisiones son bastante normales”. “El Sínodo no es una cuestión de política eclesial”, ha aclarado Hollerich: “es una cuestión de oración, del Espíritu Santo y del pueblo de Dios caminando humildemente juntos”.

En cuanto al ecumenismo, el cardenal ha señalado que “debemos tener una actitud humilde: y con esta humildad mirar a las demás comunidades cristianas. No es un ejercicio que se pueda hacer en abstracto: es una experiencia de todos los que participan en el Sínodo, sabiendo que podemos aprender unos de otros a través del diálogo. Identidad en el diálogo: lo que no significa negar las diferencias, sino que a partir del mutuo entendimiento nos une, en nombre del bautismo común”.

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