Un cura peruano, denunciado en Getafe por abusar de su inquilina

El padre Óscar ya había sido suspendido del sacerdocio a raíz de la denuncia canónica que una feligresa le interpuso “por abusos económicos y pastorales”

sacerdote

Primero, abrazos y besos en la mejilla. Después, insinuaciones e, incluso, confesiones de carácter sexual en toda regla. Esto es lo que presuntamente ha vivido una mujer que alquilaba una habitación a un cura jubilado de Getafe, y lo que la ha llevado a interponer una denuncia contra él convencida de que “se lo hará a otras”.



Y es que, tal como ha revelado Jorge García Badía en un reportaje para El Español, esta mujer, que se encuentra en situación irregular en España, le alquiló una habitación al sacerdote después de haber sido acogida por las Hermanas Trinitarias, quienes la ayudaron a trasladarse de Campo de Cartagena hasta Madrid para que buscase trabajo en el sector audiovisual, en el que está especializada.

Por su parte, el padre Óscar, el denunciado, que es de origen peruano y que había ejercido el sacerdocio en Toledo hasta su jubilación, le alquiló una habitación en Getafe, donde se había trasladado, a finales de 2020, pero sin llegar a ningún tipo de acuerdo económico.

“Me dijo que no me preocupase por el dinero, que más tarde ajustaríamos”, explica la inquilina. Sin embargo, ese momento nunca llegaba, así que, cuando una voluntaria de las Hermanas Terciarias Capuchinas le pidió que ayudase al padre Óscar en los quehaceres de la casa debido a su avanzada edad, la mujer vio la oportunidad de agradecer al cura su hospitalidad. “El problema es que al ponerme a cocinar comenzaba a darme besos y abrazos”, declara.

“Tenía que contenerse”

“Al principio, no le daba importancia porque pensaba que lo hacía porque él estaba feliz”, explica. “Pero más adelante, mientras cocinaba, me abrazaba por detrás y empezaba a sentirme incómoda, porque eran muchos abrazos. Se lanzaba a darme besos en la mejilla, y le dije que por favor, que no eran necesarios tantos besos ni abrazos”. Sin embargo, para esta mujer, que además es homosexual –tal como le hizo saber al cura–, la incomodidad no hacía más que crecer: “Me dijo que tenía que quitarme las vergüenzas, que no fuera así, que no estuviera a la defensiva y que le viera a él como si fuera Jesús”.

“Intenté calmarme, estar menos tiempo en casa y pasar más tiempo en la calle, pero el problema es que no me salía trabajo. Nos empezamos a distanciar porque íbamos de compras, me cogía de la mano y se la soltaba. Cuando llegamos a la casa le dije que no era necesario cogernos de la mano y le expliqué que yo era lesbiana”, señala. No sirvió de nada: “Empezó a mandarme mensajes diciéndome que era una mujer muy atractiva, muy guapa, que podía atraer a cualquier hombre y que le daba rabia que me gustasen las mujeres”.

La mujer aguantó en esta situación mes y medio, hasta que, visto que no aceptaba sus propuestas sexuales, el cura amenazó con denunciar ante la Policía su situación irregular, lo cual provocó que ella se marchase. “Cuando saqué las maletas me dijo que era una pena que me fuera”, relata. “Luego me escribió por internet y me dijo que se sentía atraído por mi cuerpo, que tenía necesidad de una mujer y se tenía que contener mucho al verme y no sabía si se habría podido aguantar”.

Llegó con su familia a una localidad del Campo de Cartagena, donde presentó la denuncia que ha llevado al sacerdote a declarar en los juzgados de Getafe. Asimismo, habló con el Obispado de Toledo para evitar que el sacerdote se aprovechase de ninguna otra mujer en situación de vulnerabilidad.

Suspendido del sacerdocio desde 2021

“Al parecer tiene una enfermedad psiquiátrica, hablé con el obispo de Toledo y me dijo que había hablado muchas veces con él y no obedece a nadie”, explica. Del mismo modo, un portavoz de la archidiócesis de Toledo confirmó a El Español que el padre Óscar fue “suspendido del sacerdocio” el 1 de diciembre de 2021, a raíz de la denuncia canónica que una feligresa le interpuso “por abusos económicos y pastorales”.

Asimismo, el sacerdote, después de su jubilación, llegó a Getafe sin tener asignado ningún ministerio pastoral. Sin embargo, al no ser suspendido desde el arzobispado toledano, ofrecía su ayuda a los párrocos de las iglesias, lo cual aprovechaba para llenar de contenido político sus misas y para pedir dinero a los fieles. En 2020, el Obispado se vio obligado a alertar a las parroquias de Getafe para que no aceptasen la colaboración del padre Óscar. “Les recomendamos a los párrocos que no le dejasen participar en las ceremonias religiosas porque iba de un lado para otro, sin tener ningún nombramiento: hacía cosas raras”, han explicado desde la Diócesis de Getafe.

“Acusaciones falsas”

“Mi cliente sostiene que son totalmente falsas las acusaciones que esta señora ha vertido porque lleva mucho tiempo acogiendo en su casa, por caridad, a personas con problemas económicos o en riesgo de exclusión social”, ha dicho su abogado, Eduardo Muñoz Simó. “Esta mujer ha actuado por despecho porque le pidió que abandonase la vivienda y había una mala relación: ella tenía un carácter dominante y le quería imponer su voluntad al cura dentro de su propia vivienda”, ha añadido.

Asimismo, el abogado ha avanzado la intención de, una vez concluya el proceso, ejercer acciones judiciales por delitos contra el honor del párroco. “Mi cliente no quiere hablar públicamente porque quiere dejarlo todo en manos de la Justicia, tiene la conciencia muy tranquila, cree en Dios y sabe que la verdad saldrá a la luz”.

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