La autocrítica del arzobispo de Granada: “Siento haber servido a esta Iglesia con un amor torpe”

  • Javier Martínez, que presentará su renuncia en diciembre, escribe un carta que suena a despedida para dar la bienvenida al coadjutor Gil Tamayo
  • El que será el nuevo pastor de la archidiócesis andaluza dice llegar para “serviros con todas mis fuerzas”

El arzobispo de Granada, Javier Martínez, inicia la despedida de la archidiócesis andaluza. Tras conocerse a mediodía de hoy que el Papa ha nombrado a José María Gil Tamayo como coadjutor con derecho a sucesor, el que ha sido pastor durante casi dos décadas ha enviado un mensaje cargado de autocrítica en la que define su misión en este tiempo como “un amor torpe, con muchas deficiencias, con muchos límites, pero con un deseo de dar la vida realmente por el Señor”.



Al hacer balance de su paso por Granada, reconoció que “amo y he amado profundamente a esta Iglesia”. “Y no sólo a la Iglesia, sino también a los hombres y mujeres que viven aquí, y que tal vez están alejados de la Iglesia, muchas veces por culpa nuestra”, apostilla Martínez, que pide “perdón si alguno se ha alejado por culpa mía”, reconociendo que ha dado su vida “por la misión”. “Dios mío, siento no haber servido a esta Iglesia como ella se merece, tantas veces, todos los días”, añade.

Respaldo al Papa y a Gil Tamayo

Al paso, el arzobispo de Granada, aplaude el pontificado de Francisco y expresa explícitamente “mi fidelidad y obediencia sin fisuras al magisterio y a las indicaciones y al ministerio del Papa”.

En su escrito también dedica unas letras de bienvenida al que será su sucesor, del que destaca que “viene con los brazos abiertos y con el corazón abierto”. Además le presenta como “un buen servidor, servidor bueno y fiel, como dice el Evangelio”.

Enviado como hermano

Por su parte, el nuevo arzobispo coadjutor de Granada, José María Gil Tamayo, llega a la archidiócesis andaluza para “serviros con todas mis fuerzas”, enfatizando que cuenta con un presente lleno de realidades e iniciativas pastorales, así como un futuro esperanzador”

Así lo ha manifestado en un mensaje dirigido a la Iglesia de Granada, en la que subraya que su papel como coadjutor a Javier Martínez, pasa por ser “enviado como hermano en la misión compartida de pastorear la querida diócesis de Granada”.

No en vano, el obispo de origen extremeño está llamado a pilotar una transición conjunta, con puesta a punto económica y pastoral incluida, y con la vista puesta en el 75 cumpleaños de Martínez, que tendrá lugar en diciembre, fecha preceptiva para que tenga lugar su jubilación. “Quiero aprender de vosotros”, expone a los católicos de Granada, tanto al clero como a la vida consagrada y al laicado, con la mirada puesta en “los más pobres y desfavorecidos”.

Despedida emocionada

Además, Gil Tamayo ha dirigido una segunda carta en la que se dirige a la que hasta ahora era su casa, la diócesis de Ávila. “Con gratitud no olvidaré nunca vuestro cuidado, ayuda y ejemplo solidario como Iglesia y sociedad abulense entera en estos años”, confiesa el que fuera secretario general del Episcopado español, que se detiene en el respaldo recibido por el clero, la vida consagrada y los laicos, así como por parte de las instituciones y autoridades públicas y privadas.

Echando la vista atrás a estos tres años y medio de pastoreo, Gil Tamayo recordó los “años difíciles y de sufrimiento por la pandemia”, que para él supuso una prueba de fuego en su salud “de manera grave”. “Me he sentido entre vosotros como verdadero pastor acogido por su pueblo”, apunta Gil Tamayo, que lanza un encargo a los católicos de Ávila: “¡Seguid creciendo en vuestro sentido de pertenencia y compromiso eclesial que tanto necesita la Iglesia para su misión!”.

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