Evangelizar desde la caseta

Los libros –también los religiosos– vuelven a florecer en el Parque del Retiro. La 81ª edición de la Feria del Libro de Madrid recupera su horizonte infinito, con 423 expositores y 378 casetas, la mayor cifra en veinte años. Entre ellas, las de Ediciones Paulinas (93), Verbo Divino (108), Encuentro (173), Edibesa (175), Grupo de Comunicación Loyola (237), Ediciones SM (312), PPC Editorial (313), San Pablo (330) o Palabra (361). “Es una feria desde la que también se puede evangelizar”, en palabras de Ramón Alfonso Díez, director editorial del Grupo Loyola.



“La Feria del Libro siempre es buena noticia, y más para el libro religioso, que se codea con cualquier línea editorial. Supone también reencontrarte con los lectores. Y, sobre todo, a mí me sorprende mucho ver la Feria, porque pone de manifiesto el potencial cultural que tiene el libro. Es espectacular lo que el libro, los autores, los editores y los libreros generan desde el punto de vista cultural, de pensamiento, de intercambio”, reconoce Raúl Rodríguez, director de PPC España.

“Las editoriales religiosas no estamos todas juntas, pero la Feria del Libro es una buena manera de acercarnos al lector no habitual y ofrecerle otro tipo de libros de nuestro catálogo, de otras temáticas pero siempre con valores cristianos”, afirma José Manuel Bargueño, coordinador de la Comisión del Libro Religioso de la Asociación de Editores de Madrid y director de Palabra.

“Es una oportunidad de enseñar que nuestra oferta es muy amplia y variada. Que también nos dedicamos al libro infantil, por ejemplo, y con mucha calidad, y quizás esto sorprende –añade Álvaro Santos, responsable de Promoción de la Editorial San Pablo–. Es una oportunidad de estar en un lugar diferente y ante un público diferente, de mostrarnos de otra manera”.

Presencia “discreta”

El libro religioso supone en España el 3,2% de la producción total, según el informe Comercio Interior del Libro en España 2020, el último que ha presentado la Federación de Gremios de Editores. “Donde tenemos más peso el sector religioso es en exportación a otros países, ahí aumenta”, expone Bargueño. El número de editoriales es de casi treinta, de las que una decena están presentes en el Retiro. Una presencia “discreta” del libro religioso en la Feria, según Ramón Alfonso Díez.

“Nuestra presencia es discreta –reitera–, pero la presencia evangélica lo es por su propia naturaleza. Que las editoriales religiosas salgan a la calle, a la plaza pública, allí donde se mueve nuestro mundo, nuestra gente, las personas con las que queremos dialogar y conversar, es muy importante”. Aunque advierte del “peligro” y la “tentación” de “quedarnos dentro de las paredes de la Iglesia o en la sacristía”.

Lo ratifica Bargueño: “Lo bueno que tiene la Feria para los editores es que nos sirve para poder ver a los lectores y hablar con ellos. Normalmente, como vendemos a través de librerías, no tenemos esa relación tan cercana. Es también una manera de dar a conocer nuestro catálogo a quien no va habitualmente a una librería religiosa”.

Y más después de la pandemia. “Significa celebrar que de algún modo esta experiencia no nos ha hundido –reflexiona Santos–. Seguimos vivos y queremos seguir con más fuerza que nunca”.

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