La sinodalidad ya cala en la Iglesia española: más de 200.000 personas han participado en la fase diocesana

  • Todas las diócesis han enviado sus síntesis y más de 13.000 parroquias han remitido a la CEE sus reflexiones conjuntas
  • La gran mayoría de los participantes han sido laicos, mujeres y en torno a los 55 años, implicándose algo menos los sacerdotes
  • También se ha trabajado entre un millar de miembros de la pastoral penitenciaria (entre presos y voluntarios) en hasta 19 cárceles

El Sínodo sobre la Sinodalidad, a punto de terminar su fase diocesana, está empezando a dar sus primeros frutos en España, donde más de 200.000 personas han participado en distintos procesos de discernimiento.



Como ha explicado en la mañana de este jueves 2 de junio en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE) Luis Manuel Romero, director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida y secretario del Equipo Sinodal de la propia CEE, las 70 diócesis españolas (incluida la castrense) y más de 13.000 grupos parroquiales han acordado sus reflexiones conjuntas sobre la sinodalidad y las han remitido al Episcopado para que este, a su vez, las haga llegar a la Secretaría del Sínodo, en el Vaticano.

Sin precedentes

Como ha destacado Romero, “estamos ante un Sínodo diferente” en comparación con los 29 precedentes, siendo sus “dos grandes novedades” el hecho “de que este no concierna solo a los obispos” y su propia naturaleza y metodología, pues “el foco de la reflexión no un tema en concreto, sino la sinodalidad en sí”.

Partiendo de la base de que “el fin último es la evangelización”, estamos ante “un modo de trabajar en la Iglesia que es un proceso en el que buscamos caminar juntos, discerniendo y huyendo del clericalismo que a veces nos marca en la Iglesia en España y dando un protagonismo real a los laicos”.

Tres fases

Otra novedad es que este Sínodo se organiza en torno a tres fases, iniciándose la diocesana el 16 de octubre de 2021 y culminándose en nuestro país este próximo sábado 11 de junio, donde la Fundación Pablo VI de Madrid acogerá la Asamblea Sinodal que cerrará este primer momento. Tras esta fase, irá una segunda, a nivel continental, y este caminar de la Iglesia universal se rematará en Roma en octubre de 2023.

En cuando a la cita madrileña de este 11 de junio, se plantea como “una gran fiesta” de la Iglesia española, estando previsto que acudan 600 fieles de todas las diócesis. En su gran mayoría serán laicos, pero también estarán presentes 55 obispos, decenas de sacerdotes y religiosos, el nuncio y representantes de otras religiones.

Diversidad eclesial

Una diversidad que encaja con el perfil de los más de 200.000 participantes en esta primera fase diocesana en España. Además de los 13.000 grupos parroquiales, el Sínodo se ha trabajado entre un millar de miembros de la pastoral penitenciaria (entre presos y voluntarios) en hasta 19 cárceles, en grupos de Cáritas y CONFER, en unos 200 monasterios, entre representantes de partidos políticos y miembros de la cultura y hasta por parte de personas individuales que han remitido a la Conferencia Episcopal sus cuestionarios.

Más concretamente, “la gran mayoría de los participantes han sido laicos, mujeres y en torno a los 55 años. También ha habido muchos religiosos. En cuanto a los sacerdotes, se han implicado algo menos, aunque también ha sido significativa su participación”. Igualmente, “se percibe cómo se ha llegado algo menos a los niños, a los jóvenes, a los alejados y a los representantes de otras religiones”.

Resurgimiento de los laicos

Con todo, Romero ve “ilusión y esperanza, denotándose un resurgimiento de los laicos en España”. Y es que, como ha valorado, “en nuestro país se ha notado que no partimos de cero, sino que el Congreso de Laicos de 2020, que ya empezamos a trabajar en 2018, ya fue un primer impulso en este modo de caminar en la Iglesia, ya con un estilo marcadamente sinodal”.

En la propia Conferencia Episcopal también hay un Equipo Sinodal, configurado por dos obispos, dos sacerdotes (uno de ellos el propio Romero, su secretario), una religiosa y tres laicos, “guiándonos también ese mismo proceso de discernimiento ante todos los cuestionarios recibidos de todas las instancias y personas individuales”.

Síntesis final

Un material exhaustivo, el recabado en definitiva por parte de la Iglesia española, que se tratará de sintetizar en un documento de 10 páginas que se presentará en el encuentro del día 11 en Madrid: “Trataremos de que sea el reflejo de todo lo reflexionado en nuestro país por tanta gente. Además, fruto de ese discernimiento, después de que lo presentemos por la mañana, daremos un tiempo para que los presentes lo reflexionen y, por la tarde, quien lo desee podrá hacer sus propuestas y acotaciones”.

Pero, como ha insistido Josetxo Vera, responsable de prensa de la CEE y quien ha acompañado a Romero en el acto, “enviaremos a Roma todo el material recabado. Nuestra síntesis de 10 páginas, pero también todo lo que nos han mandado desde las diócesis, que a su vez han hecho sus síntesis con lo que les ha llegado desde las parroquias”.

Propuestas de Barcelona

Cuestionado sobre la síntesis de la Archidiócesis de Barcelona, en que la están presentes temas como la posible ordenación sacerdotal de mujeres o de hombres casados y con hijos, “el secretario del Equipo Sinodal de la CEE ha sostenido que “lo más importante es el estilo que ha de ir poco a poco consolidándose en nuestro ser eclesial, siendo todos escuchados y siendo conscientes de que estamos en un proceso en el que aún queda mucho por andar juntos. También hemos de ser conscientes de que habrá, como estas, cuestiones de calado teológico y doctrinal que van mucho más allá del propio Sínodo en sí”, correspondiéndole en todo caso al Papa tomar una decisión sobre las mismas.

Más allá de saber lo que deparará el final del proceso, allá por octubre de 2023 en Roma, Romero ha enfatizado que “lo esencial es que todos seamos conscientes de que, al menos en España, hemos sufrido un exceso de clericalismo y, pese a que los sacerdotes decimos tener en cuenta a los laicos, durante siglos no ha sido realmente así de un modo significativo, estando ante la hora de que, además de escucharles, les demos un protagonismo real en la toma de decisiones”.

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