Un obispo de Nicaragua, en ayuno “indefinido” por la perscución 24 horas de la policía de Ortega

Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, es uno de los pastores más críticos con el régimen sandinista

La confrontación en Nicaragua entre la Iglesia y el régimen de Daniel Ortega es ya máxima. A la expulsión, semanas atrás, del nuncio papal, el polaco Waldemar Sommertag, quien apenas tuvo unas horas para recoger sus cosas antes de cruzar la frontera, causando el malestar de la Santa Sede, se ha sumado el último choque con un obispo.



En este caso, Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien ha denunciado, a través de un vídeo difundido en redes sociales, lo que le ocurrió ayer, jueves 19 de mayo: “Hoy he sido perseguido durante todo el día por la policía sandinista, desde la mañana hasta estas horas de la noche, en todo el momento y durante todos mis movimientos del día”.

Vigilancia indisumulada

Un notorio hostigamiento policial que en absoluto se disimuló por parte de los agentes: “Estando en la casa de mi sobrina, he ido directamente a preguntarle a los oficiales de la policía sobre por qué me persiguen. Ellos me han informado de que obedecen órdenes.

Tras invitarles a dejar por ese día la persecución y pedirles “que se fueran a descansar”, sucedió, por mandato del “Gobierno”, precisamente lo contrario: “Entraron en mi círculo de privacidad familiar (…), poniendo en riesgo la seguridad de mi familia”.

Protegido por un sacerdote

Con el fin de evitar males mayores a sus familiares, Álvarez encontró cobijo en una parroquia de Managua, acogiéndole el sacerdote Carlos Herrera.

Con un evidente malestar, el obispo, uno de los más críticos con el régimen sandinista, ha anunciado que inicia “un ayuno a agua y suero” que será “indefinido” hasta que la policía se comprometa a dejar de acosarle.

A través de Twitter, Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua que permanece en el exilio en Miami tras las amenazas poco veladas del régimen de Ortega, ha mostrado su apoyo a su compañero: “Le ofrezco mi solidaridad y mi cercanía fraterna a mi hermano Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien está siendo hostigado por la policía. Me uno a su oración, pidiéndole al Señor que lo proteja con la fortaleza de su Espíritu”.

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