Ávila estrena el jubileo por los 400 años de la canonización de Santa Teresa

El obispo José María Gil Tamayo abre la puerta santa con una llamada a ser “amigos fuertes de Dios” y no “discípulos teóricos de Cristo”

El Año Jubilar en Ávila con motivo de los 400 años de la canonización de santa Teresa de Jesús ya es una realidad. Con la apertura de la puerta santa de la iglesia del convento de Santa Teresa, se ha dado el pistoletazo de un jubileo que durará 19 meses y se extenderá hasta octubre de 2023.



“Un año santo no es solo un año de festividades, sino sobre todo es un tiempo de la gracia del Señor para recomponer en nuestra vida lo que nos aparte de Él y de los demás, en definitiva la búsqueda de la santidad”, expuso ayer el obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, durante la primera eucaristía jubilar en el templo teresiano.

En la homilía, el pastor recordó que “la santidad es la realización en nosotros de la vocación bautismal”. “No podemos quedarnos en ser católicos no practicantes, no cabe ser discípulos teóricos de Cristo”, animó a los presentes, a quienes instó a seguir el ejemplo de la carmelita descalza para ser “amigos fuertes de Dios” en medio de un mundo secularizado.

“Todos tenemos una vocación: no somos un personaje absurdo en una novela idiota de la trama de la vida. No somos un sinsentido lanzado a la existencia”, reivindicó el pastor, que invitó a sacerdotes, religiosos y laicos a convertirse en “santos de la puerta de al lado, en medio de huertas circunstancias ordinarias, imitando así a nuestra santa”.

Una mujer humana

Al referirse a la monja abulense, destacó de ella que era “una mujer hecha y derecha, muy humana”, que no solo representa “una cumbre de la literatura”, sino que, sobre todo, es una discípula “transformada por Cristo”. “Imitemos su oración y su espiritualidad, vivamos el amor a Dios y al prójimo”, enfatizó.

“Los santos no nos remiten solo al recuerdo de un pasado glorioso, sino a vivir la santidad en estos tiempos recios”, añadió Gil Tamayo sobre el seguimiento de Cristo que tiene como base “vivir conforme a lo que somos: otros Cristos por el bautismo”.

Al finalizar su homilía, el obispo de Ávila clamó por la paz en Ucrania. Gil Tamayo rezó para que “acabe un conflicto injusto absolutamente” que definió como “la invasión de un pueblo que quiere vivir en libertad conforme a su derecho a la independencia”.

Noticias relacionadas
Compartir