El grito por la paz del obispo de Odessa: “Escuchamos continuamente avisos de incursiones aéreas y, a veces, disparos”

Stanislav Szyrokoradiuk destaca la labor de los sacerdotes en esta ciudad ucraniana frente a la invasión rusa: celebran la misa, organizan oraciones, “refuerzan el espíritu” y distribuyen víveres y otros productos de primera necesidad

Stanislav Szyrokoradiuk, obispo de Odessa

“Escuchamos continuamente avisos de incursiones aéreas y, a veces, disparos”. Esa es la realidad cotidiana que afrontan los habitantes de la ciudad ucraniana de Odessa, situada en el mar Negro, desde que el Ejército ruso invadió el país el pasado 24 de febrero. En un mensaje enviado a Aiuto alla Chiesa che Soffre (la rama italiana de Ayuda a la Iglesia Necesitada), el obispo católico local, Stanislav Szyrokoradiuk, cuenta que, afortunadamente, en las últimas horas esta ciudad portuaria se encuentra en “relativa calma”.



“Dormimos en un refugio subterráneo, pero durante el día podemos rezar y trabajar”, explica el pastor de la comunidad católica de esta ciudad portuaria de cerca de un millón de habitantes. Odessa está considerada un objetivo prioritario de la invasión rusa, pues su conquista, junto a la de la ciudad de Mariúpol, que se encuentra asediada, dejaría a Ucrania prácticamente sin acceso al mar.

Según Szyrokoradiuk, en la actual situación de guerra la presencia de sacerdotes resulta muy valiosa para la población local. “Celebran la misa, organizan oraciones y refuerzan el espíritu”, asegura. Los presbíteros además distribuyen paquetes de víveres, comidas calientes y otros productos de carácter esencial para la población y mantienen abiertos los refugios subterráneos de las iglesias. “Siempre están a disposición de las personas”.

Unidad en medio de la guerra

El estallido de la guerra ha propiciado una gran unión entre la población ucraniana, que el obispo de Odessa palpa cada día. “Hay unidad en la ciudad”, dice, añadiendo que existe igualmente una “unidad ecuménica” entre los cristianos ortodoxos, que son mayoría, con los miembros de la minoritaria comunidad católica. La oración, destacó Szyrokoradiuk, resulta también muy confortante en esta situación. “Rezamos cada día por la paz. Para nosotros es importante rezar por todos, pero sobre todo por los que han muerto. Cada día celebramos una misa con un réquiem por todos los fallecidos”.

El obispo de Odessa aprovechó su mensaje para agradecer el apoyo ofrecido por Aiuto alla Chiesa che Soffre, que ha dedicado 1,3 millones de euros para asistir a los sacerdotes y religiosos que trabajan en Ucrania en la atención a las parroquias, los refugiados, los orfanatos y las residencias de ancianos.

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