El obispo de Catania, agradecido por los fármacos y a la vacuna tras superar el coronavirus

Salvatore Gristina, presidente de la Conferencia Episcopal de Sicilia, sostiene que la vacunación es “una elección ética y una gran responsabilidad”

El italiano Salvatore Gristina, arzobispo Metropolitano de Catania y presidente de la Conferencia Episcopal de Sicilia ha sido una de las personas que han sufrido el coronavirus después de haberse vacunado. Precisamente, habiendo recibido la segunda dosis de la inmunización el pasado 10 de septiembre dio positivo en una prueba mientras estaba haciendo ejercicios espirituales con unos sacerdotes. Del aislamiento pasó al Hospital de Cannizzaro donde fue sometido a unaterapia de anticuerpos monoclonales.



Vidas salvadas

Una vez recuperado, el prelado ha contado su experiencia en una entrevista en diario Corriere della Sera, en la que destaca que “la vacuna salva vidas, ayuda a paliar los efectos del Coronavirus. Vacunarse es esencial y también tiene un valor de responsabilidad ética hacia los demás. No debemos bajar nunca la guardia, debemos respetar todas las normas anti-Covid. La vacuna no nos hace invulnerables, pero salva vidas”.

La fuerza de la fe siempre me ha sostenido, al igual que los numerosos mensajes de apoyo que he recibido”, destaca ahora. Aunque no se olvida de la labor sanitaria: “Siempre he respetado las normas, pero también me he contagiado, y la vacuna me ha ayudado mucho. Y en la lucha contra la enfermedad, cuando se está infectado, los efectos negativos son limitados. También me gustaría destacar el ejemplo del cardenal Bagnasco, que estaba infectado y gracias a la vacuna está bien”, apunta.

La cercanía De la Iglesia

“Hoy en día, la dimensión tecnológica, el mundo digital, favorece el diálogo con las personas. En la fase de pandemia, incluso en los momentos más difíciles, siempre estuvimos cerca de la gente, de los fieles. Nuestros mensajes también les llegaron a través de la comunicación digital. Siempre llevamos a cabo nuestra misión pastoral con valor y amor al prójimo. La Iglesia siempre ha estado y está cerca de los que sufren”, recuerdo ahora al pensar en su cuarentena.

“Nunca he subestimado el peligro del Coronavirus. Gracias a la vacuna, los efectos del virus no fueron graves. En cuanto al tratamiento con medicamentos monoclonales, los médicos me dijeron que eran útiles, y yo tenía fe en el tratamiento médico. Pude ver que era un tratamiento que funcionaba. Quiero concluir reiterando que las dos dosis de la vacuna fueron cruciales”, termina diciendo.

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