Éxodo y desesperanza en Aguililla a una semana de la visita del nuncio en México

  • Tras la visita del embajador vaticano Franco Coppola, las bandas criminales reanudaron sus operaciones y los habitantes volvieron a experimentar el temor y la incertidumbre
  • En entrevista para Vida Nueva, el párroco de la localidad explica que la paz tiene que pasar primero por un largo proceso de recomposición del tejido

nuncio Coppola en Aguililla

El pasado viernes 23 de abril, el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, visitó el municipio de Aguililla, estado de Michoacán -tierra de conflicto entre grupos criminales rivales que buscan adueñarse de la plaza- con la finalidad de llevar esperanza a la población que sufre a causa de la violencia.



Durante su estancia en Aguililla, el representante del papa Francisco dejó en claro que su visita no era para desafiar a nadie, sino para mostrar la cercanía de la Iglesia católica a las víctimas de la violencia y mostrar al mundo lo que se vive en esa localidad a fin de frenar la acción del crimen.

El largo camino de la recomposición social

En entrevista para Vida Nueva, el párroco del templo de Nuestra Señora de Guadalupe en Aguililla, el sacerdote Gilberto Vergara, considera que la visita del nuncio apostólico a la zona de conflicto debe verse como un apoyo, no como la solución a un problema que no surgió de un día para otro, sino que viene arrastrándose de tiempo atrás.

“La visita del nuncio vino a traernos una paz que necesitábamos, un apoyo espiritual; como un hombre de fe y como diplomático, sus palabras muy precisas y justas ayudaron en mucho para tomar conciencia de la situación que estamos viviendo acá”.

Sin embargo –dice– la Iglesia en la Diócesis de Apatzingán, en cuyo territorio se encuentra el municipio de Aguililla, sabe muy bien que la solución está en la recomposición del tejido social, “lo cual lleva mucho tiempo, y hay mucha gente que ya llegó a su límite y no está dispuesta a esperar más a que las cosas cambien, pues esto no es de la noche a la mañana”.

“Yo tengo mucha confianza en este proceso, pero sé que va a ser muy lento. Desgraciadamente también creo que las autoridades no cuentan con un plan bien definido. Tal vez van a intentar algo, pero cuando se intenta algo, se cae en la probabilidad de acierto o error, y también habría que esperar a ver los resultados de estas decisiones a corto, mediano y largo plazo”.

Éxodo imparable

Tan solo un día después de la visita de Franco Coppola a tierras michoacanas, los grupos criminales volvieron a bloquear carreteras, y poco a poco la violenta normalidad comenzó a regresar al municipio, y con ello, el éxodo de sus habitantes.

niños de Aguililla

Para el sacerdote Vergara, es alarmante el hecho de que en sólo dos días su parroquia haya otorgado unas 70 cartas de recomendación para habitantes que buscan pedir asilo político en los Estados Unidos. “Es el saldo de lo que estamos viviendo; las personas están pasando por situación de peligro”.

Las cartas llevan el nombre de la persona que desea pedir asilo político en Estados Unidos, la dirección que tenía en Aguililla y una descripción de la situación de violencia que viven. La carta la presentan en las aduanas, en espera de tener una respuesta favorable de las autoridades norteamericanas.

Para entender el éxodo, el sacerdote explica que Aguililla tiene una gran población migrante. Cerca de San Francisco, Estados Unidos, hay un pueblo que es conocido como “Aguililla 2”; “es un pueblo hermano nuestro. Entonces habría que decir que esta situación abrió una puerta para que muchas personas soliciten asilo político para ir a vivir a aquella comunidad”.

A quienes piden la carta de recomendación, el sacerdote les explica que el buscar asilo político en otro país implica renunciar a volver a algún día a su tierra; sin embargo –dice– muchas familias y personas lo prefieren.

“Es triste saber que esta es nuestra realidad. Algunas han perdido a un ser querido, algunos otros simplemente viven en algún lugar donde ha habido balaceras, y ya no quieren pasar nuevamente por eso. La tensión sigue y el peligro continúa“.

Aguililla tiene un largo camino por recorrer para alcanzar la paz, pero con la ayuda de Dios –dice el sacerdote– estamos dispuestos a seguir acompañando a esta comunidad.

“La oración de las personas, el apoyo de nuestro obispo Cristóbal y la visita del nuncio es una caricia de la mano de Dios, que no nos abandona. Y como Iglesia, somos conscientes de que, como dijo el nuncio, que la Virgen María no pudo salvar a su Hijo, pero ahí estuvo para acompañarlo en su dolor. Son palabras que describen muy bien lo que está pasando en este momento acá en Aguililla”.

 

Fotos: Diócesis de Apatzingán 

Noticias relacionadas
Compartir