Este 8 de marzo cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer, Vida Nueva ha conversado con cinco religiosas, que desde sus carismas y misión sirven a Dios en una Colombia, que a pesar de los vientos de violencia quiere seguir apostando a la paz.
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Terca y esperanzadamente
Daniela Cannavina, secretaria general, lleva dos años en el país como secretaria general de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR). Es argentina y pertenece a las hermanas capuchinas de la Madre Rubatto.
Desde Colombia a todo el continente expresa su cercanía a todas las mujeres de Iglesia para trabajar por una mayor incidencia, porque “la Vida Religiosa femenina de América Latina y el Caribe, se siente llamada cada vez más a visibilizar, crear, construir, a hacer y decir con su compromiso y entrega, que ‘otro modo de ser Iglesia’ es posible”.
“Aquí estamos y aún seguimos en camino, sin detener la marcha, invitándonos a creer terca y esperanzadamente en la posibilidad de que nuestra Iglesia llegue a vivir un día como una verdadera comunidad de hermanas y hermanos, superando toda posible barrera que nos pueda dividir”, acotó.
Purificar la memoria y prácticas
Constanza Arango, religiosa de María Auxiliadora, coordina la Comisión de Justicia, paz y cuidado de la creación de la Conferencia de Religiosos de Colombia, admite que para promover “esa cultura inclusiva” en la propia Iglesia es necesario “purificar la memoria y revisar prácticas”.
De hecho hay oraciones machistas como la Liturgia de las Horas para constatar como a las mujeres se las clasifica con base en su actividad sexual en vírgenes, esposas o viudas; mientras a los hombres se les reconoce su función de diáconos, sacerdotes, obispos.
Además “hay doctrinas que han tenido mucha influencia en la Iglesia, como la de Santo Tomás de Aquino, quien afirmaba que las mujeres estaban hechas a imagen de Dios, pero que eran una representación menos perfecta e insistía en la superioridad natural de los hombres sobre las mujeres”.
Todo eso hay que revisarlo en pos de garantizar una verdadera equidad entre hombres y mujeres, porque “esas doctrinas, enseñadas en los seminarios, favorecieron el considerar a la mujer como instrumento de tentación y siempre subordinada al hombre”.
Migrantes y resilientes
María Victoria Tenjo es adoratriz. Actualmente coordina los proyectos de atención a mujeres migrantes en la frontera con Cúcuta, al oriente de Colombia. Este día para ella “continua siendo un llamado a reflexionar sobre la realidad de las mujeres en el ámbito social y eclesial”.
En el caso de las migrantes “pese a la dureza del desarraigo, los duelos y las violencias sistemáticas que viven en su éxodo, se arman de perseverancia, entereza y una increíble capacidad de resiliencia para defender la vida de sus seres más queridos”.
Lamenta que ha debido “denunciar el abuso del que son víctimas, atentando contra su integridad personal, destruyendo sus documentos de identidad, quedado a merced de las redes y personas que ven en el dolor humano una oportunidad de lucrarse, razón por la cual, resultan siendo víctimas de explotación laboral, sexual y otras formas”.
La invitación es que “en nuestros actos cotidianos, apoyemos, ayudemos a la promoción, no le demos la espalda a las mujeres que claman oportunidades de vida, no seamos indiferentes al dolor de la humanidad y no hagamos caso omiso al potencial y riqueza de cada mujer y su historia”.
Desde las escuelas católicas
Gloria Corredor, presidenta de la Confederación Nacional Católica de Educación (Conaced), de las hermanas Dominicas de la Presentación, asegura que “celebrar el Día Internacional de la Mujer es celebrar la vida como una posibilidad de expresión en la admiración, en el servicio, en el liderazgo, en la delicadeza, en la posibilidad de transformar y generar la esperanza”.
Para la hermana Gloria “celebrar el Día Internacional de la Mujer, sin duda es reconocer el paso de Dios por la historia de tantas mujeres que realmente han transformado su vida y la vida de los demás”.
Desde Conaced ha enviado un saludo especial especialmente a todas las docentes de las escuelas católicas de Colombia para que sigan siendo constructoras de paz, reconciliación y perdón.
El poder del agradecimiento
Arelis Gaviria lleva más de un año como directora encargada del Departamento de Estado laical y lugares eclesiales de la Conferencia Episcopal de Colombia. Desde allí viene acompañando la pastoral de la infancia, juventud y de ancianos.
Ella revela su secreto para vivir plenamente: “Todos los días al levantarme, lo primero que hago al abrir mis ojos y decir: Gracias Señor, por un día más de vida”. El agradecimiento es el primer paso “para transformar nuestras vidas como mujeres”.
“Gracias Señor por haberme creado mujer, y conservarme en tu servicio hasta hoy, te consagro mis ojos, pon en ellos una mirada de amor, perdón y un destello especial de misericordia. Que mis labios, no teman anunciarte, adórnalos con el brillo y pureza de tu palabra”, ha acotado.
