Los ex seminaristas del Vaticano denuncian tocamientos y encubrimiento en el juicio por abusos

  • Gabriele Martinelli es acusado de abusar durante cinco años de un menor cuando él también lo era
  • El obispo de Como ha asegurado que en 2006 ya se conocía su “conducta sexualmente inapropiada”

Vaticano Roma

Un “ambiente insano” con tocamientos sexuales, “presiones psicológicas” y “bromas frecuentes de tipo homosexual” con el conocimiento de los superiores, que lo ocultaron. Así describieron ayer, durante el juicio por abusos, ex seminaristas menores de San Pío X –la ‘fábrica’ de monaguillos de San Pedro– el clima que se vivía.



Gabriele Martinelli (29 años) es el sacerdote acusado de violar a un menor cuando él también lo era. Ya en su intervención en el juicio el pasado 11 de febrero se declaraba inocente alegando “acusaciones infundadas” para atacarle a él y al seminario menor.

El sacerdote, ordenado en 2017 y capellán de una residencia de ancianos de Lombardía –al norte de Italia–, ha sido acusado de agresiones sexuales repetidas entre 2007 y 2012. Según los informes, el acusado y la víctima tenían 14 y 13 años cuando ocurrieron los hechos, que se prolongaron durante cinco años. En el banquillo también se sienta Enrico Radice (71 años), rector entonces de San Pío X. Él está acusado de encubrimiento.

Según informa EFE, ayer se celebró la quinta audiencia, en la que declararon tres antiguos alumnos: Andrea Spinato, de 31 años; Christian Gilles Donghi, de 34, que estuvo un solo mes en el centro, y Alessandro Flaminio Ottaviani, de 34. También testificó el padre Pierre Paul, responsable de la capilla musical.

Señalan al cardenal Comastri como “encubridor”

Ottaviani aseguró haber visto a Martinelli “tocar las partes íntimas” de otro alumno, mientras que Spinato habló de “toqueteos” a los más jóvenes, sin aportar detalles.

Según este último, Martinelli tenía un “rol dominante muy fuerte” gracias al rector y su “actitud homosexual” era notoria. A la víctima, le describió como alguien “extremadamente creíble”, pero también muy “frágil” por problemas familiares. Aunque no asistió a los presuntos abusos, confirmó que había “comportamientos inapropiados” como “tocamientos”, aunque “siempre vestidos”.

Aunque nunca vio relaciones sexuales entre el acusado y la presunta víctima, en una ocasión vio a Martinelli tocar las partes íntimas de otro chaval. Además consideró “muy cierto” que las autoridades vaticanas estuvieran al corriente de los hechos, como Radice y el cardenal Angelo Comastri, vicario emérito del Vaticano.

Un sacerdote denunció a Doctrina de la Fe

Por su parte, el padre Paul, dijo que habló con la víctima y que, aunque no le confesó los abusos, comprendió que arrastraba problemas de tipo “afectivo-sexuales”. En 2017, el sacerdote llevó estos hechos a la Comisión para la Protección de los Menores de la Congregación para la Doctrina de la Fe porque, “si un cura sabe algo y no habla, es cómplice”.

El obispo de Como (norte de Italia), Oscar Cantoni, aseguraba hoy, en la sexta audiencia, ante el tribunal de la Santa Sede, que en 2006 ya se conocía la “conducta sexualmente inapropiada” de Martinelli. La diócesis llevó a cabo su propia investigación e indemnizó con 20.000 euros a la víctima –montante que no se ha entregado a la espera de este juicio– y obligó al sacerdote a retirarse en un monasterio. Según el prelado, ahora el acusado “ha cambiado” y sus abusos eran propios de “una tendencia homosexual transitoria vinculada a la adolescencia”.

La justicia vaticana decidió en octubre abrir un juicio tras la publicación en 2017 del libro ‘Pecado original’, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi, en el que se denuncian estos abusos.

La víctima compartió habitación durante varios años con un joven polaco, Kamil Tadeusz Jarzembowksi, quien ha relatado en el libro que su compañero solía acudir regularmente a la habitación del seminarista –”más de 140 veces”– para tener relaciones sexuales porque “se sentía obligado a ceder a sus demandas”. De esta manera, despeja dudas sobre si se trataba de una relación amorosa.

Las próximas audiencias de este proceso, el primero por presuntos abusos cometidos dentro del territorio vaticano, tendrán lugar el 17 y 18 de marzo, cuando será interrogada la víctima y se supervisarán las instalaciones del seminario.

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