Cuca Canals: mi plegaria en una bota de agua

Después de muchos años alejada de la fe –“más de treinta y cinco”, puntualiza–, Cuca Canals (Barcelona, 1962) sintió la necesidad de volver a Dios. “Provengo de una familia cristiana, pero a los 16 años me alejé de la práctica religiosa. Muchos años después, tras padecer un cáncer de pecho, de la noche a la mañana y sin saber por qué, empecé una increíble búsqueda de Dios que todavía hoy continúa”, relata.



Esa búsqueda “no es fácil –confiesa–, pero es apasionante”, y a Cuca le ha llevado a usar la poesía visual como vía de un continuo diálogo con Dios: “Una de las cosas que me ayuda más es hacer unas oraciones que yo llamo ‘pictóricas’ –describe–. Las hago en todo tipo de soportes. Desde papel hasta cajas de medicamentos, zapatos, piedras o recogedores de basura. ¡Hasta le he entregado una personalmente al papa Francisco!”.

Esas “oraciones pictóricas”, originales y sorprendentes, buscan transmitir la necesidad de Dios a través de la palabra y el arte. “Una día cogí un papel y un pincel y ahí plasmé una frase de santa Teresa de Jesús que ofrecí a una prima mía carmelita. A partir de ese momento, mis oraciones se convirtieron en una necesidad. Intuyo que intento comunicarme con Dios, diciéndole ‘aquí estoy’”, explica, a la vez que repasa algunas de sus obras.

Por ejemplo, en Aplanador (2018) pinta sobre un palustre de albañilería: “Dios, ayúdame a allanar mi camino hacia TI”. En Molestar, por favor (2020) escribe un elocuente “Dios, tú puedes entrar” sobre uno de esos colgadores con la leyenda “No molestar” de una habitación de hotel.

Ser creativos

“Dios fue muy creativo cuando creó el mundo. Nosotros también podemos serlo incluso a la hora de comunicarnos con Él”, defiende, y no le falta razón. Escritora y guionista de cine –suyos son, entre otras películas de Bigas Luna, los guiones de ‘Jamón, jamón’ y ‘La camarera del Titanic’, con la que ganó un Goya al mejor guión adaptado–, también es una poderosa artista conceptual que usa su creatividad para encontrar a Dios.

“El arte es mi gran pasión, es una forma de hacer aflorar mis sentimientos. Sin duda, el cáncer que padecí removió mi corazón. Me planteó mi propia existencia. Creo que todos los artistas utilizamos y necesitamos el arte como terapia, en mi caso terapia de espiritualidad”, expone. Estas obras, estos poemas visuales, no son solo preces, también agradecimiento. “Gracias, Dios mío, por regalarnos la Vida”, escribe sobre un viejo mapa en Oración de cumpleaños (2020). O un elocuente y colorido “Gracias, Jesús, por morir por mí”, sobre una hoja con membrete de hotel en Gracias, Jesús (2020).

En camino y en búsqueda

La necesidad de volver a Dios es en Cuca Canals un intento continuo, un camino que nunca acaba. “Estoy convencida de que, como casi todo en la vida, es más fascinante y enriquecedor el camino que recorres que la meta que te espera. En mi caso, no sé ni siquiera qué busco realmente, pero puedo asegurar que me he cruzado con gente maravillosa que me ha ayudado mucho, mucho. Además el paisaje que veo mientras avanzo es precioso”, confiesa a Vida Nueva.

Por eso, en sus poemas visuales hay también ruegos. Para ella misma, como en ‘Oración-bota de lluvia’ (2018), en el que pide: “Dios, guía mis pasos, en especial si el camino es difícil”. Pero esas peticiones son otras veces por la comunidad, para el todos que está dentro de cada uno. “Señor, ayúdamos en estos momentos difíciles. Amén”, pinta sobre una vieja tarjeta postal en Coronavirus 1 (2020).

Canals entona la oración también desde el nosotros, en otras habla desde el yo… pero siempre desde el corazón, desde lo más profundo, que luego expande y comparte. “Como todo el arte que yo practico –admite–, cuando yo creo (en el sentido pictórico) lo hago para mí. Es el criterio que sigo en todos mis trabajos. Si me gusta a mí, les gustará a los demás. Eso sí, me encanta compartir las oraciones y he regalado muchas. Incluso al papa Francisco, a quien tuve la suerte de poder entregarle una en Roma”.

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