De la pandemia a la Ascensión

Ascensión. Pablo Redondo Díez cautiva en el espacio O_LUMEN

Pablo Redondo Díez, el escultor que firma como ‘Odnoder’ –sí, redondo al revés–, busca y encuentra la luz entre la bruma del tiempo que vivimos. Sus conjuntos escultóricos refulgen, cautivan y contagian esperanza. En O_LUMEN atrae singularmente esa obra portentosa que es Ascensión.0, y que da nombre a su exposición en la iglesia reconvertida por los dominicos en espacio para el arte en el barrio de Salamanca (Madrid).



Se basa en la búsqueda de la luz y quiere relacionar este momento bíblico con el momento actual, ya que vio la luz en el inicio de la pandemia y refleja esa búsqueda personal por salir adelante en un momento extremo”, afirma el propio escultor.

Esta Ascensión de Jesús en madera busca “una máxima expresividad con el mínimo detalle”, como todas las obras de Pablo Redondo, con esas figuras estilizadas influidas por El Greco, e incorpora al título la terminación ‘.0’ para remarcar lo que el artista busca con su conjunto escultórico: “Como los programas informáticos que se reactualizan con versiones más modernas, he pretendido reactualizar y reinterpretar la imagen de la Ascensión que todos tenemos en mente. Por eso el ‘.0’”, explica.

La reactualización es evidente, poderosísima. Pablo Redondo, como creyente y como artista, quiere que dirijamos de nuevo la mirada a la Ascensión como referente y modelo. “Mi Ascensión vio la luz en el inicio de la pandemia, en pleno confinamiento. Y es la respuesta a esta sensación de frustración general e individual”, reconoce.

Una única pieza

“Se convirtió en mi manera de encontrar ‘la luz’ y me ayudó a sobrellevar esta situación –continúa el escultor–. Y qué mejor respuesta que inspirarse en la subida de Jesús al cielo. Intenté reinterpretar la luz y la esperanza que ese momento me transmite. Y he de confesar que, desde la primera idea que dibujé, pasando por la ejecución de la maqueta de la capilla y hasta la posterior elaboración de las esculturas de la escena, ha hecho que de mi interior haya salido un sinfín de emociones y sentimientos que han ido enriqueciendo la obra durante todo el proceso, y creo que es esto lo que la hace tan especial”. Lo es.

La ha concebido como altar de una capilla que, como revela a Vida Nueva, es únicamente un proyecto sobre plano: “Soy arquitecto y formo parte del estudio Arquipablos. En realidad, están concebidas como un conjunto donde el contenedor y el contenido forman una única pieza”. Y, por eso, añade: “Mi idea es conseguir un cliente que quisiera construirse una capilla en algún paraje especial y que valore todo el conjunto, tanto la caja con sus proporciones áureas como el secreto que alberga en su interior. La imagino en una loma rodeada de encinas y olivos”.

Once conjuntos escultóricos

Este misterio de la luz habita en las otras obras que se exhiben en O_LUMEN. Y que conforman otros once conjuntos escultóricos, otros once “escenarios vitales”, como los describe el comisario de Ascensión.0, Eloy Martínez de la Pera.

“El número de piezas es larguísimo, es una exposición que se vertebra a través de conjuntos escultóricos. Trece piezas conforman la Ascensión y otras trece, la Última Cena –prosigue–. Tiene un Adán y Eva con dos piezas o un coro de ángeles de la guarda con casi cincuenta piezas. Y Las almas, que es un homenaje a El Greco, el artista que más le ha influido. Ha esculpido las cuatro almas del famoso cuadro La visión de San Juan”.

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