Lyon quiere “pasar página” con la llegada del nuevo arzobispo

Nuevos arzobispo de Lyon

Para la Iglesia de Lyon, sacudida durante más de cuatro años por el ‘caso Preynat’, la llegada de un nuevo arzobispo es un punto de partida tras la etapa del cardenal Philippe Barbarin, cuestionado por sus silencios sobre los abusos a menores cometidos por el citado ex sacerdote de la diócesis.



Es “una sorpresa y un alivio para todos”. Preguntado por Vida Nueva, así describe el padre Matthieu Thouvenot, rector de la basílica de Nuestra Señora de Fourvière, el nombramiento de Olivier de Germay como nuevo primado de las Galias. Desconocido por la mayoría, el que hasta octubre fue durante ocho años obispo de Ajaccio, en Córcega, tomó posesión como arzobispo lionés el pasado 20 de diciembre.

Como el arzobispo de París, Michel Aupetit, médico ordenado sacerdote a los 44 años, también De Germay tuvo otras experiencias de vida antes de formar parte del clero y, más tarde, del episcopado. Ex paracaidista del ejercito francés, fue ordenado a los 38 años. Como profesor de teología, es un intelectual, especialista en cuestiones de bioética, pero también un hombre “aterrizado”.

Encubrir abusos

En Lyon, sacerdotes y feligreses llevaban tiempo aguardando a su nuevo pastor, desde que, el 6 de marzo de 2020, un año después de haberse retirado, el papa Francisco aceptara la dimisión del cardenal Barbarin, último purpurado francés todavía en activo. Un desenlace largamente esperado, tras cuatro años de “procedimientos legales agotadores”, recuerda el padre Thouvenot.

En efecto, a principios de 2016, el entonces arzobispo de Lyon fue acusado de encubrimiento de abusos por parte de las víctimas del padre Bernard Preynat. Aunque tales actos fueron cometidos mucho antes de la llegada del cardenal Barbarin a la diócesis, él sabía que ese sacerdote había sido acusado en el pasado y, aun así, lo mantuvo en su puesto y no acudió a la justicia.

Condenado en marzo de 2019 a seis meses de cárcel con sentencia suspendida, fue absuelto por la Corte meses después. El ‘caso Preynat’ se convirtió en ‘caso Barbarin’, despertando una toma de conciencia global sobre los abusos en la Iglesia francesa. Y puso a la Archidiócesis de Lyon bajo un foco terrible de atención mediática.

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