Cerrar tu propia empresa para fundar una ONG católica

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Jonathan Hergueta tenía una empresa deportiva y de nutrición. Hasta que, un día, una idea se le cruzó por la mente y ya no hubo hueco para más… Había que elegir: “Tenía que ser una u otra, y, tras escuchar a Dios, elegí al amor y no al dinero”. Fue así como cerró su negocio y, el pasado 21 de febrero, se puso manos a la obra para fundar una ONG, bautizada como Sonrisas de Fe, con sede en Oviedo.



Hoy, la ONG que preside “se dedica a donar material sanitario a los hospitales, a cubrir las necesidades básicas de las personas enfermas y a rehabilitar los hospitales más necesitados del tercer mundo”. Una labor siempre necesaria, pero mucho más en un tiempo en que el planeta entero se ve devastado por una pandemia que se ha cobrado cientos de miles de vidas.

De Japón a Benín

Desde Sonrisas de Fe cooperan directamente con hospitales de todo el mundo. “Actualmente –cuenta Hergueta–, estamos ayudando a hospitales de España, Italia, Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Benín, Brasil, México, Perú, Reino Unido, Suiza, Argentina o República Dominicana”.

En este sentido, el presidente de la entidad reivindica la importancia que tiene apoyar y sostener a los centros sanitarios para que estos puedan ofrecer unas mejores condiciones de vida a quienes han de permanecer en ellos: “Es imprescindible cuidar el estado mental de los pacientes. Y, precisamente por esto, también nos dedicamos a organizar eventos solidarios dentro y fuera de los hospitales”.

La fe, muy presente

Algo que hacen “con espectáculos, conciertos o ponencias”. Además, al finalizar cada evento, “un sacerdote católico nos habla sobre un tema en concreto para seguir creciendo en la fe”. A día de hoy, con el coronavirus haciendo estragos, “nos toca hacer todo online, viviendo así los propios eventos en los hospitales”.

Por último, desde Sonrisas de Fe también organizan excursiones con rutas de montaña para todo tipo de personas: “Estudiantes, adultos, profesionales… Todos podemos disfrutar de las mejores vistas compartiendo un buen rato en compañía”. Al final, cuando culminan la aventura y la paz y la alegría exhalan por los cuatro costados, “culminamos de verdad todo del mejor modo posible: con la celebración de una eucaristía en plena la cumbre”.

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