Vasco de Quiroga, de Ávila a Michoacán y con el plácet del papa Francisco ¿a los altares?

El papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas del español Vasco de Quiroga durante una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. De esta manera, el que fuera primer obispo de la ciudad mexicana de Michoacán durante el siglo XVI, pasará a partir de este momento a reconocerse como venerable para la Iglesia católica.



Quiroga, nació hacia 1470 en Madrigal de las Altas Torres (Ávila), y estudió Jurisprudencia en Salamanca. Fue visitador de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid, así como juez en Orán, hasta que y el obispo de Badajoz le recomendase como oidor de la Audiencia de México, país al que llegó en 1531.

Tata Vasco para los indígenas

En 1532, cercano a la Ciudad de México, funda el Hospital de Santa Fe con el objetivo de atender a los indígenas. Más adelante, reproduciría este mismo hospital en otras partes de México, especialmente en Michoacán. Desde 1533 es visitador de Michoacán, y en 1537 es nombrado obispo.

Sus actos le hicieron ganarse rápidamente el afecto de los indígenas, los purépachas, quienes estaban viviendo la conquista del país. Tanto fue así que era conocido como Tata Vasco entre ellos. Sin embargo, debido también a las medidas económicas que tomaba –que beneficiaban a los indígenas– se forjó la enemistad de algunos colonos españoles. Quiroga falleció en marzo de 1565 en la ciudad de Pátzcuaro, dejando tras de sí innumerables obras en el país. Actualmente sus restos se encuentran en un mausoleo de la basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro.

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