El traslado de migrantes desde Canarias a la Península centra ahora la disputa política. Una crisis humanitaria a la que le viene faltando precisamente la visión humanitaria. Hasta en foros de Iglesia se ha catalogado a estos viajes como “los vuelos de la vergüenza”. Unos 200 migrantes cogieron tres vuelos en Gran Canaria rumbo a Granada el 8 de diciembre.
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¿El destino final de estas personas? Un misterio, puesto que pese a que lo lógico es que sean acogidos en recursos de alguna ONG, la realidad es que la opacidad es el sello distintivo de estos traslados; en principio, se debe a que los registros de personas en el sistema de acogida humanitaria son privados para preservar la intimidad de los migrantes.
El director del Secretariado de Migraciones del arzobispado de Granada, Manuel Velázquez, se muestra conforme con que se les haya permitido continuar su proyecto migratorio. “Si han venido es porque tienen sus contactos, porque no están tirados en la calle”, afirma el sacerdote, que recalca que, “por razones humanitarias, los traslados son necesarios. Los obispos de Canarias nos han iluminado con su carta en la que pedían no hacer guetos insulares. Ese puerto de la vergüenza no debe volver a verse”. Para Velázquez, “es de justicia que no se trate a estas personas como ganado y se les den condiciones dignas de estancia y asesoramiento jurídico”.
Sospechas infundadas
Mientras la Delegación del Gobierno en Andalucía asegura que el traslado se realizó con todas las medidas de seguridad, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) denunció que no se realizaron PCR a ninguna de las personas a bordo. ¿La prueba? Un vídeo sin autoría reconocida en el que se le pregunta a un subsahariano recién llegado si se ha hecho una PCR y este responde que no, aunque se desconoce si entendió la pregunta debido a las barreras lingüísticas.
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, criticó a golpe de tuit que el SUP levante “sospechas infundadas” acerca de si se han hecho o no pruebas PCR a los migrantes: “Ligar inmigración y pandemia alienta la xenofobia. ¿Por qué se levantan sospechas infundadas sobre inmigrantes cuando es conocido que los protocolos existentes garantizan que cualquier inmigrante llegando a costa es sometido por las autoridades sanitarias autonómicas a un PCR?”.
