La sorpresa de Francisco a la Inmaculada: escapada matutina para rezar en la Plaza de España

Llovía a cántaros y era aún de noche en Roma pero en los entornos de la Piazza di Spagna  la presencia de  agentes de seguridad de paisano dejaba presagiar que algo estaba por suceder. A las siete y diez de la mañana un utilitario con matrícula vaticana llegó a los pies de monumento erigido a la Inmaculada Concepción y de él descendió Francisco abrigado y cubierto con un amplio paraguas negro.



El papa, acompañado por Monseñor Leonardo Sapienza, se plantó ante el monumento y rezó durante algunos minutos. Todos los presentes en la plaza- bomberos, militares, policías- respetaron un estricto silencio. La lluvia no cesó pero eso no parecía incomodar a nadie. Francisco depositó en la base del monumento dos ramos de flores blancos. En uno de ellos había una nota mecanografiada que decía “Regina Coeli, auxilium christianorum, prega per i pastori della Chiesa (Reina del cielo, auxilio de los cristianos, ruega por los pastores de la Iglesia).

Después de dirigir su mirada hacia lo alto, hacia la imagen venerada, e inclinarse ante ella el Santo Padre volvió a su coche y se dirigió por las calles de una Roma casi desierta hacia la basílica de Santa María la Mayor, donde celebraría una eucaristía . En total no más de diez minutos pero suficientes para demostrar que algunas tradiciones hay que salvarlas aunque sea en adversas condiciones.

El gesto de los bomberos

Comenzó entonces la tradicional ceremonia de los bomberos de Roma. Después de hacer una invocación  y una plegaria mariana uno de ellos escaló peldaño a peldaño una larguísima escalera que le con dujo hasta la imagen de bronce de la Madre de Dios. Llevaba en sus manos una corona de flores blancas que con delicadeza colgó del brazo derecho de la Madonna mientras surgía espontáneo un aplauso. Ya entonces la base del monumento había sido engalanada con diversas ofrendas florales que en el curso de la jornada se multiplicarán.

A mediodía la Embajadora de España ante la Santa Sede, después de asistir a una misa solemne en la Basílica de Santa María la Mayor, hará su ofrenda floral a la Inmaculada. La acompañarán los miembros de la representación diplomática y el destacamento de la Guardia Civil que asegura la protección de nuestra representación diplomática.

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