La diócesis de Jaén se vuelca con el centenario del beato Lolo, quien “vivió las bienaventuranzas con el más fino espíritu”

La Diócesis de Jaén ha celebrado esta semana el centenario del nacimiento y bautismo del beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Una ocasión en la que, a través de distintas celebraciones, el obispo Amadeo Rodríguez Magro, ha recordado la figura y persona del beato, a quien ha definido como “una criatura de Dios”, un “modelo acabado de imagen y semejanza divina”. Es decir, “un ser humano que, desde que fue tocado por la gracia primera que recibió en la pila bautismal, creció en un estilo de vida que ya marcaría toda su existencia: vivió en Cristo Jesús”, explicó el prelado.



“Es evidente, como lo muestra su biografía espiritual, que estuvo crucificado con Cristo”, apuntaba Rodríguez en la homilía de apertura del centenario. “Pero no solo en la enfermedad, sino también y sobre todo viviendo cotidianamente una existencia de seguimiento, que no está marcada por hechos y circunstancias externas, en la que se van grabando gradualmente las bienaventuranzas, que su caso resplandecen en su corazón con el más fino espíritu”.

“Una vez que hemos entrado en el fondo de su alma y sabemos qué movía su vida, podemos hacer el diseño de sus rasgos esenciales de su santidad, esos que, en este año del centenario, queremos poner de relieve, para que Lolo sea un testimonio claro en toda la Iglesia y, de un modo especial, en la Iglesia española, en la diocesana de Jaén y para sus paisanos linarenses”, continuaba.

Santo de la puerta de al lado

Asimismo, el prelado ha mostrado la figura del beato periodista subrayando “ese amor de Dios que le llevó a vivir una vida de fe y de entrega a los demás a pesar de su enfermedad degenerativa y sus numerosos dolores”. A ser, como afirma el papa Francisco, “un santo de la puerta de al lado”.

“El Beato Lolo fue siempre, en todas las etapas y las circunstancias, reflejo de Cristo, fue siempre un discípulo misionero”, continuaba. Del mismo modo, el obispo subrayó en la homilía que Manuel Lozano Garrido “vivió recibiendo de Dios para ir dando a todos el amor de Dios”.

Pero este santo de la puerta de al lado, “nunca estuvo ajeno a los signos de su tiempo, de su ciudad, de Linares, de su provincia. Escribió artículos denuncia en las que puso de manifiesto las injusticias que se daban en la sociedad”, ya que “solo desde la fe se ve y se mira bien, para así descubrir a Cristo que vive en los buenos, en los mediocres y en los pecadores, eso es iglesia en salida. Eso es vivir en Cristo para todos”.

Por otra parte, el obispo ha repasado la complicada y juventud de Lolo, con pérdidas familiares importantes, hasta ser un joven cristiano comprometido. “Su iniciación cristiana siempre estuvo guiada por pastores santos y apostólicos y con ejemplaridad de los suyos, de sus mayores, con la complicidad sus compañeros de rezos y de ilusiones”, dijo el prelado, “comprometido con la Acción Católica de su tiempo, que como hoy, abría y abre horizontes misioneros para todos”.

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