Ha pasado un confinamiento lleno de trabajo junto a su pareja, Andreu Buenafuente, y su hija Joana: programas de radio, de televisión, la preparación de su próxima película y, por supuesto, la escritura de ‘Las fantásticas Hormiguets’ (publicado por Argumentaria/Beascoa). En ellas, coloca a Joana y sus tres amigas como protagonistas de aventuras trepidantes que harán las delicias de los primeros lectores. ¿Por qué el título? Porque las chicas decidieron vestirse totalmente de negro y sus compañeros decidieron llamarlas “hormiguitas”. A partir de ahí, todo en Sílvia es pensar, soñar, elucubrar… y divertirnos.
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PREGUNTA.- ¿Arrancar en la literatura abordando un libro infantil no es el camino más difícil?
RESPUESTA.- Dificilísimo, hasta el punto de que cuando me lo propusieron dije que no. Pero luego se me ocurrió convertirme en la biógrafa, de algún modo, del grupo de amigas de mi hija y empecé a disfrutarlo. Ellas son muy exigentes y poco “lacias”. Son anti princesas y anti muchos tópicos de la infancia.
P.- ¿Qué siente su hija al tener su propio libro?
R.- Joana está encantada, pero cuando se normalizan las cosas en casa, no se magnifica el hecho. También sus amigas. Se lo conté a todas antes de empezar, y también que habría dibujos (de Pablo Ballesteros) basados en sus personalidades. Y me dieron su bendición. Pero no te he contado lo mejor… Tengo un grupo de WhatsApp en el que estamos todas y voy recolectando notas de voz, fotos, textos, opiniones… Solo quiero disfrutar del placer de “viajar” con ellas, mental y físicamente. El confinamiento me ha venido muy bien para acabar el tercero.
P.- No ha parado, ¡necesita un encierro para descansar del encierro!
R.- (risas) Es verdad. Mi casa era un plató de tele y una emisora de radio, una señora escribiendo un libro, un Andreu haciendo sus cosas, un hogar y un aula con la niña, ¡tremendo! (…)
P.- ¿Se puede hacer humor de todo?
R.- Sí. Yo soy partidaria. Empezando por mí. Mi mantra es reírme de mí misma y de las cosas que me pasan. Pero todo está muy sensible, las redes están un poco crispadas y hay que hacer cosas que no ofendan. Sé driblar. Tengo una cintura que ríete de la de Marilyn. (…)
