La HOAC se solidariza con la plantilla de Airbus y reclama el mantenimiento del empleo

Airbus HOAC

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) se solidariza con la plantilla de Airbus y reclama el mantenimiento del empleo. Las organizaciones diocesanas de la HOAC en Sevilla, Cádiz y Getafe, ante el impacto de las decisiones de la empresa, fundamental en el sector aeronáutico del país y en el conjunto de la industria, expresan su apoyo a los trabajadores y las trabajadoras y se compromete a “colaborar para que su dignidad, sus puestos de trabajo y sus derechos laborales les sean restablecidos”.



El gigante aeroespacial europeo planea recortar 1.600 puestos de trabajo en España que la empresa pretende incluir en un proceso de ERE (Expediente de regulación de empleo). La HOAC muestra su “rechazo al anuncio de estos despidos que representan a más de 1.600 realidades personales que ven cómo se trunca su estabilidad y su futuro laboral y, por tanto, se trastoca su realidad social y humana”.

“Este golpe al empleo en Airbus plantea, si no se evita, un escenario más dramático a medio plazo y al efecto arrastre para un importante número de empresas auxiliares y de apoyo que verían imposible su la viabilidad”, según recoge el movimiento de la Acción Católica especializada.

La Iglesia, con los trabajadores

Asimismo, a través de la HOAC, la Iglesia comparte las reivindicaciones de la plantilla que “reclama a las Administraciones públicas que se impliquen en el diseño y desarrollo de un plan estratégico industrial para el sector, que es garantía de empleo de calidad y que genera un importante y cualificado tejido industrial, tan necesario en estas diócesis”.

Las trabajadoras y los trabajadores cristianos de estas diócesis piden no “permanecer indiferentes ante tal injusticia y violación de los derechos de estas personas trabajadoras, hermanos y hermanas nuestras”.

La HOAC apela “a unas relaciones humanas en el trabajo, donde la persona, hombre-mujer, sean el centro de la producción y no el ‘máximo beneficio’. Nunca es tarde para recapacitar, rectificar y retomar el diálogo. El dinero y el enriquecimiento no pueden justificarlo todo. La vida de estas familias y de estas personas con nombre y apellidos, no pueden dejarnos indiferentes. Animamos a todos y a todas a que se interesen por la causa de estos trabajadores y trabajadoras, y apoyen las movilizaciones que están llevando a cabo. La solidaridad y la ayuda mutua es un deber de todos y todas. Para los cristianos y para los colectivos de los que formamos parte, debe ser además una entrega gozosa colaborando junto con otros en la solución de los problemas que sufren los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. Y concluyen reclamando “un trabajo digno para una sociedad decente”.

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