Cardenal Cristóbal López: “Es importante que quienes van a misa vean las migraciones como un derecho y no como un delito”

  • El arzobispo de Rabat pide a los laicos no esperar pronunciamientos episcopales y salir a la plaza pública
  • Fabio Baggio, Luis Argüello, José Luis Pinilla, Fernando Vidal, Sebastián Mora y Sergio Barciela participan en el Foro de migraciones y movilidad humana organizado por la Conferencia Episcopal y Comillas
  • Toda la actualidad de la Iglesia sobre el coronavirus, al detalle

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“Necesitamos un cambio de mentalidad sobre las migraciones, verlo como un fenómeno y no como un problema. Pasar de ver las migraciones como delito a verlo como un derecho. Mirarlo como una oportunidad de vivir la fraternidad. Esto es importante para los que van a nuestras misas”. Así de contundente, una vez más, Cristóbal López Romero. El cardenal arzobispo de Rabat vuelve a dar una lección de sentido común y a marcar el posicionamiento de la Iglesia ante los hermanos migrantes y refugiados en el Foro de migraciones y movilidad humana, organizado por la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española y el Instituto Universitario de Estudios para las Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas y que ha tenido lugar esta misma mañana.



En este contexto de pandemia, la Iglesia en Marruecos ha permanecido, en la medida de sus posibilidades, tendiendo el brazo a la acogida de quienes llegan al país con el sueño de recalar en Europa. Y lo hacen casi en exclusiva, puesto que el Gobierno del país deja este campo de las migraciones a los cristianos.

Desde su experiencia, invita a todos los españoles a reflexionar sobre el lema con el que se topó en su juventud y que le sigue inspirando: “Mi casa es el mundo; mi familia, la humanidad”. “Debemos reforzar esta conciencia de fraternidad universal, por que el que está a mi lado es mi hermano, como pone de manifiesto el Documento de la Fraternidad firmado por musulmanes y católicos en Abu Dabi”, ha explicado refiriéndose al texto ratificado por el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar. Un documento que también pide ir más allá del Acuerdo de Marrakech y exige cambios políticos a nivel mundial en el marco de las migraciones y un nuevo sistema económico que no mate, como recuerda el Pontífice.

Por otro lado, ante las recurrentes peticiones del laicado de documentos y cartas pastorales episcopales, el religioso salesiano es contundente: “No esperen a que los obispos se pronuncien, son los laicos los que tienen que incidir en la política y en la sociedad”. Una incidencia que también deben hacer los medios de comunicación, a los que el purpurado les lanza una petición, sobre todo a los que llevan el sello de cristianos: acoger, promover, integrar y proteger. “Que lo lleven a la práctica”, dijo aludiendo a las líneas editoriales.

El cardenal López no fue el único ponente de la jornada, que contó con la introducción del hasta ahora director de la Comisión Episcopal de Migraciones, José Luis Pinilla, en un acto que sirvió también como homenaje a su labor durante 12 años al frente de esta misión. Seguro de que el Espíritu ya estaba sobrevolando también en lo virtual, el jesuita ha invitado a todo aquel que quiera tocar a Cristo, que toque a los pobres. “Es una frase del Papa que ha marcado mis salidas a Ceuta, Melilla, Almería… Esta es la mejor formación, tocar la realidad”, ha insistido ante los casi 50 participantes, entre los que ondeaban dos birretas, Luis Ángel de las Heras, obispo de Mondoñedo-Ferrol, y Ciriaco Benavente, obispo emérito de Albacete.

Canto a la fraternidad

El primero en tomar la palabra fue el secretario de los obispos, Luis Argüello, que hizo un canto a la fraternidad. “Como pocas veces está hoy en la plaza pública la palabra fraternidad. Desde diversos ámbitos a lo largo de estos meses, de una u otra forma, hemos caído en la cuenta de nuestra interdependencia”, ha explicado.

En una cuestión tan concreta como las migraciones, el también obispo auxiliar de Valladolid ha condenado la doble moral de muchos que reclaman la mano de obra de migrantes para trabajos que los españoles no quieren hacer y luego les echan en cara que son focos de contagio porque malviven en condiciones infrahumanas. “No estamos sabiendo cómo acoger”, ha resaltado a la vez que ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que estas personas puedan repoblar la denominado España vaciada si hubiera posibilidad de acoger.

Antes de despedirse, Argüello ha reconocido que, en su opinión, “la llamada que el Papa ha hecho de las migraciones es un paso del Señor que nos convoca a esta misión”. Por eso, ha instado a “dar testimonio de la fraternidad en nuestra propia vida”.

Un kairós

Fabio Baggio, por su parte, ha puesto el marco a las jornadas. El subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha insistido en tres puntos: cómo la crisis ha afectado a los migrantes y refugiados, las necesarias proyecciones para el futuro y las alternativas a la detención de migrantes.

El escalabriniano ha denunciado la exclusión de algunos países a que los migrantes tengan acceso a los servicios durante este tiempo de pandemia. Así, ha recordado que al terminar la crisis sanitaria los flujos migratorios van a crecer, lo que será el caldo de cultivo propicio para las mafias. Y, además, ha insistido en que hay alternativas más ventajosas a la detención de migrantes, como pueden ser programas de apadrinamiento.

El religioso ha hecho hincapié también en que el Covid-19 ha acentuado problemas que ya existían en el ámbito de las migraciones, pero, a su vez, considera que esto es un “kairós” para replantear la sociedad que queremos ser y servirá a la Iglesia para saber cómo quiere evangelizar.

Una sociedad nueva

En su intervención, Fernando Vidal, director del Instituto Universitario de la Familia de Comillas, ha puesto el acento en tres claves. “Durante la pandemia han emergido dos elementos: la importancia de la sociedad profesional y el ‘vecinalismo’ o redes del bien”, ha dicho. Así, “el coronavirus ha puesto en entredicho la cultura política. Es decir, la calidad de los gobernantes y la falta de una administración cooperativa”. Por último, ha reivindicado que “tenemos que huir del asistencialismo”.

Por su parte, Sebastián Mora, ex secretario general de Cáritas y también profesor de la universidad jesuita, ha resaltado cinco ideas que el Covid-19 ha traído consigo:

  1. Una sociología muy instintiva y necesitamos que sea más reflexiva.
  2. Estamos ya configurados como un tipo nuevo de sociedad.
  3. La pandemia acelera procesos: si antes había precariedad, ahora hay más.
  4. La injusticia es la regla.
  5. Ante esta situación, el Covid se presenta como una oportunidad pastoral para la Iglesia: debemos repensar la comunidad, repensar la presencia pública y refundar el capitalismo, dijo entre otras ideas.

Tejer redes

Por último, Sergio Barciela, miembro del Área de Migraciones de Cáritas Española, ha reconocido que esta crisis se parece a la de 2008, pero “la diferencia es que esta es más virulenta”. Entre los puntos en los que quiso incidir, Barciela ha dejado claro que el sistema de protección internacional tiene grietas, puesto que el 70% de las solicitudes en España son denegadas. Asimismo, ha reconocido la labor de 12 Cáritas diocesanas que están en estos momentos al servicio de las 10.000 personas que viven hoy en asentamientos en nuestro país y que están siendo objeto de situaciones de racismo y xenofobia.

Además, Barciela ha pedido al Gobierno no dar marcha atrás volviendo a abrir los CIE que se han vaciado durante la crisis sanitaria. Al mismo tiempo que ha mostrado su esperanza de que las fronteras dejen de ser lugares donde el respeto de los derechos humanos es una utopía. Mirando hacia dentro, la petición es clara: la Iglesia necesita seguir fortaleciendo su red en favor de migrantes y refugiados.

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