Donald Trump y el arzobispo Viganò: el sorprendente dúo que deja la oleada de racismo en Estados Unidos

Donald Trump y Carlo Maria Viganò

El sabio refranero español ya lo avisaba: Dios los cría y ellos se juntan. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha escrito un tuit agradeciendo al ex nuncio en Washington una carta de apoyo en medio de las protestas raciales que sacuden el país. Mientras los obispos estadounidenses están en pie de guerra contra el magnate, el arzobispo Carlo Maria Viganó no ha dudado en defenderlo. Y esa misiva ha encontrado recompensa.



“Muy honrado por la increíble carta que me ha escrito el arzobispo Viganò. ¡Espero que todos, religiosos o no, lo lean!”. Así reza el mensaje que el presidente le dedicó anoche en su perfil personal, con un enlace en el que invita a leer el documento.


El texto, de 3 páginas, distribuido a través de las terminales mediáticas habituales del arzobispo crítico con el papa Francisco –Sucesor de Pedro–, está fechado en este domingo de la Santísima Trinidad. Viganò describe la situación social como el enfrentamiento de dos bandos: “Los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas”.

Empleando referencias bíblicas, Viganò advierte sobre quienes “no tienen principios morales, que quieren demoler la familia y la nación, explotan a los trabajadores para enriquecerse indebidamente, fomentan las divisiones internas y las guerras, y acumulan poder y dinero” creando una sociedad “lejos de Dios”.

“Parece que los hijos de las tinieblas, a los que podemos identificar fácilmente con el profundo estado al que usted se opone sabiamente y que está librando una feroz guerra contra usted en estos días, han decidido mostrar sus cartas, por así decirlo, revelando ahora sus planes”, indica al presidente. Y es que para el prelado, tras la emergencia del coronavirus hay una “colosal operación de ingeniería social, hay personas que han decidido el destino de la humanidad, arrogándose el derecho de actuar contra la voluntad de los ciudadanos y sus representantes en los gobiernos de las naciones”.

Contra los obispos norteamericanos

Sobre los disturbios en las calles durante días, señala que han sido motivados porque “la alarma social de la pandemia disminuye”. “Es evidente que el uso de las protestas callejeras es fundamental para los propósitos de quienes desean que en las próximas elecciones presidenciales se elija a alguien que encarne los objetivos del Estado profundo y que exprese esos objetivos con fidelidad y convicción”, apunta.

Esta división social la denuncia también en las confesiones religiosas. “Hay fieles pastores que cuidan el rebaño de Cristo, pero también hay mercenarios infieles que buscan dispersar el rebaño y entregar las ovejas para que sean devoradas por lobos voraces”, escribe. Ante esto, alaba que, “por primera vez, los Estados Unidos tienen en usted un presidente que defiende valientemente el derecho a la vida, que no se avergüenza de denunciar la persecución de los cristianos en todo el mundo, que habla de Jesucristo y del derecho de los ciudadanos a la libertad de culto”.

El exnuncio respalda su visita al santuario de san Juan Pablo II, esta vez, con la Biblia guardada en la Casa Blanca. “Es desconcertante que haya obispos que, con sus palabras, demuestran que están alineados en el lado opuesto”, denuncia apelando a que “están subordinados al estado profundo, al globalismo, al pensamiento alineado, al Nuevo Orden Mundial que invocan cada vez más frecuentemente en nombre de una hermandad universal que no tiene nada de cristiano”. Y lo dice en referencia al actual y primer arzobispo afroamericano de Washington, Wilton Gregory, quien dijo que es “desconcertante y censurable que cualquier instalación católica se permita ser tan atrozmente mal utilizada y manipulada de una manera que viola nuestros principios religiosos”. 

No obstante, parece que la alabanza a Trump no es mayoritaria entre los católicos de Estados Unidos. A menos así lo apuntan los datos. Y es que tan solo un 37% de los católicos blancos tiene una opinión favorable del presidente, según los datos presentados por el Public Religion Research Institut en la encuesta realizada a finales de mayo, frente a los datos del mes de marzo, cuando le respaldaba el 60% de este mismo colectivo. En total, 23 puntos menos cuando solo restan cuatro meses para las elecciones presidenciales.

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