El Papa a la Rota Romana: “El juez eclesiástico no ejerce una profesión, sino un ministerio pastoral”

  • Francisco ha recibido esta mañana al Tribunal con motivo de la inauguración del año judicial
  • El Pontífice se ha centrado en la reforma de las causas de nulidad pidiendo más formación continua

papa Francisco con miembros del Tribunal de la Rota Romana enero 2017

“El juez eclesiástico no ejerce una profesión, sino un ministerio que requiere profesionalismo y celo, siempre teniendo a Dios ante sus ojos y reconociendo una connotación pastoral intrínseca”. Así lo ha expresado esta misma mañana el papa Francisco durante la audiencia en el Palacio Apostólico con motivo de la inauguración del año judicial a los auditores, oficiales, abogados y colaboradores del decano del Tribunal de la Rota Romana, Pio Vito Pinto.



El Papa ha pedido durante su intervención ejercitar el ministerio “exclusivamente” para la “búsqueda del verdadero bien de los fieles y para la construcción de la comunidad eclesial”. Y es que, “gracias al servicio específico que la Iglesia confía a los jueces, los fieles pueden encontrar serenidad en la vida cristiana”.

Francisco les ha recordado que a ellos se les ha encomendado la tarea de “comprender los signos de los tiempos y la evolución de la sociedad civil, así como de la sociedad eclesial, para dibujar el núcleo jurídico, en una línea de continuidad dinámica a la tradición jurisprudencial de la Iglesia”.

Aplicar la ley con caridad

Durante su discurso, Jorge Mario Bergoglio se ha centrado en la reciente reforma del proceso canónico para las causas de nulidad matrimonial, en línea con el Sínodo sobre la Familia de 2014, que había pedido procesos más rápidos y accesibles. “Estos nuevos textos legislativos serán aún más efectivos ya que hay personas preparadas y disponibles pastoralmente que sabrán cómo hacer que la ley viva con sabiduría, justicia y caridad”, ha expresado.

Bergoglio ha incidido en que “la interpretación evolutiva de la legislación matrimonial encuentra su contribución en los pronunciamientos del Magisterio, y siempre debe tener como objetivo el respeto por lo que es correcto”.

Antes de concluir, el Pontífice ha hecho hincapié en que la formación continua. “La aplicación de las normas canónicas a veces deja espacio para la discreción del juez. De ahí la necesidad de que la sentencia también esté garantizada por la actualización del propio juez, con el objetivo de desarrollar las nociones que ya tiene en su poder para llevar a cabo el mandato recibido de manera más efectiva y de acuerdo con la justicia”, ha subrayado.

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