Las trabas del Gobierno indio obligan a cambiar de sede la Jornada de la Juventud de Asia

  • Convocada para 2021, se suspende por las dificultades en las solicitudes de visados de los peregrinos
  • El Ejecutivo indio, controlado por el BJP, el hegemónico partido nacionalista hindú, bloquea a las minorías

Mujeres en la celebración de una misa en La India

En un hecho sin precedentes, la Jornada de la Juventud de Asia (que encarnaría las JMJ, las Jornadas Mundiales de la Juventud, a nivel continental), convocada para octubre de 2021 en la India, ha tenido que ser suspendida por los obispos indios.



Según informa UCA News, se habla de “circunstancias imprevistas”, aunque el principal de los motivos serían las numerosas trabas burocráticas del Gobierno de la India, tal y como reconoce Chetan Machado, sacerdote y secretario del Consejo de Jóvenes de las Conferencia Episcopal India: “Se ha tenido que cancelar por varias razones, sobre todo debido a las dificultades en las solicitudes de visados de los jóvenes peregrinos de los países vecinos”.

A falta de conocerse el destino final de las jornadas, el pesar en el Episcopado indio al no poder asumir un compromiso asumido con la Iglesia asiática es bastante palpable. Nazarene Soosai, obispo de Kottar y presidente del Consejo de Jóvenes de la Conferencia Episcopal, ha recordado que se trata de “un gran acontecimiento que pone a la juventud en primer lugar y en el que los jóvenes pueden compartir sus puntos de vista, sus ideas y preocupaciones. Desgraciadamente, no podremos darles esa oportunidad”.

Falta de compromiso

El propio Soosai ha admitido que los pastores del país han tomado la dolorosa decisión “tras discutir con las autoridades” la organización de un evento internacional de estas características, en el que tendrían que haber abierto sus puertas a jóvenes de todo el continente. Comprobada la falta de compromiso del Ejecutivo, que ha puesto en primer lugar las trabas y no ha ofrecido soluciones de ningún tipo, “decidimos que era mejor cancelar el evento, dado que las circunstancias actuales, en el mejor de los casos, no nos permiten organizar este encuentro”.

Tristemente, este ha sido el último episodio en una difícil relación entre la Iglesia local y el Gobierno indio, controlado por el BJP, el hegemónico partido nacionalista hindú que, progresivamente, manifiesta una mayor hostilidad hacia minorías religiosas como la cristiana, optando por imponer una férrea identificación entre la India y el hinduismo.

Sí lo organizó en 2003

Clara muestra de que la intolerancia está avanzando en el país es que la India sí organizó, en 2003, en Bangalore, la que entonces fue la tercera convocatoria de la Jornada de la Juventud Asiática, siendo la primera, en 1999, en Hua Hin (Tailandia), y la última, en 2017, en Yogyakarta (Indonesia).

Al clausurarse esta fue cuando, como ocurre a nivel mundial con las JMJ, se anunció que el siguiente destino era la India. De hecho, una delegación de jóvenes católicos indios recibió la Cruz de la Juventud de manos de compañeros indonesios y la trajo al país. Teóricamente, era el primer paso de una peregrinación nacional y continental. Un caminar que, salvo giro de última hora de las autoridades indias, se ha cortado en seco.

Un oasis en Jharkhand

Afortunadamente, el choque con los gobernantes no se da con la misma intensidad en todos los puntos de la India, un país de tal envergadura que en sí mismo es un continente. Muy diferente, de hecho, es la situación en Jharkhand, donde, como difunde Asia News, el recién elegido primer ministro, Hemant Soren, ha inaugurado, este pasado 18 de enero, el primer hospital de las Hijas de Santa Anna en el municipio de Raja Ulatu.

El centro cuenta con 100 camas y ofrecerá servicios en de ginecología, medicina general, neurocirugía, ortopedia, radiología digital y patología. En su discurso, Soren enfatizó la labor de las monjas al lado de los más necesitados: “Soy testigo del celo misionero de los cristianos por la humanidad, especialmente en las áreas de educación, salud y recursos humanos. El Gobierno del Estado quiere ser su socio por el desarrollo. Por lo tanto, trabajaremos en estrecha colaboración con todos aquellos que están comprometidos a mejorar las condiciones de vida de nuestra) gente”.

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