Gemma Varona: “A las víctimas de abuso se les tiene miedo porque no se les ha escuchado bien”

“Hay que reconocer la valentía para abordar un tema que es complejo y doloroso, en tanto que destroza la vida de las personas”. Con estas palabras, Gemma Varona Martínez, experta en victimología del Instituto Vasco de Criminología, aplaudió a la Conferencia Española de Religiosas (CONFER) el hecho de convocar una segunda jornada antiabusos celebrada hoy Madrid bajo el título ‘Entornos seguros para menores y personas vulnerables: cauces operativos’.



Desde el punto de vista de la investigación académica, Varona expuso ante los participantes las necesidades de las víctimas de la pederastia eclesial. “Aprender a las víctimas te cambia y he aprendido de ellos mucho más que en cualquier manual o congreso”, planteó como premisa: “Cada víctima es un mundo y no hay recetas generales, pero sí es una pregunta oportuna plantearse qué quieren, qué merecen y a qué tienen derecho las víctimas”.

No somos activistas

Como investigadora, comentó que “no somos activistas ni miramos desde arriba a este fenómeno. Solo pretendemos analizar cómo ha sido posible, qué impacto ha tenido y cómo podemos reparar a las víctimas”.

En 2013, La Universidad Católica de Lobaina organiza un primer encuentro de expertos sobre víctimas de abusos en la Iglesia. Al constatar que en España no se había abordado la casuística de la victimología en nuestro país, Varona dio un paso al frente y se puso manos a la obra para configurar un proyecto que combina las entrevistas personales con los grupos de discusión. En total, 40 personas han participado en este análisis narrativo de las víctimas.

Temor a las consecuencias

“Solicitamos ayuda a la Conferencia Episcopal y a la CONFER y no tuvimos demasiada colaboración entonces. En otros países también ha habido miedo a las consecuencias sociales, económicas y jurídicas, miedo a perder reputación, pero también miedo a las víctimas”, reveló.

“A las víctimas se las tiene miedo porque no se les ha escuchado bien. Cuando los obispos y los religiosos escuchan de verdad de forma activa a las víctimas, ven que lo que pedían eran razonable”, apuntó.  Además, aclaró que “la mayoría no son vengativas y no piden para ellas desde un punto de vista personal, sino con un fin ‘pro social’, de prevención y reparación”.

Según Varona, el problema surge cuando la víctima se cansa de no ser escuchada “y eso es lo que activa en ellas el lenguaje de la reparación económica”.

Solas e incomprendidas

A partir de ahí, reivindicó para las víctimas el acceso a la justicia, tener voz, ser escuchadas, acompañamiento, ayuda terapéutica, derecho a la protección y a la información. “Enhorabuena por los avances dados recientemente en el ámbito canónico”, valoró también en relación a la decisión del Papa para abolir el secreto pontificio en este ámbito.

“Hay que reparar a las víctimas y esa reparación no puede dejarse en manos solo de los victimarios. Como decía Simone Weil, el lenguaje de los derechos es insuficiente para las víctimas. Las víctimas se sienten solas e incomprendidas, por eso hay que activar espacios de escucha”, añadió. Varona planteó que “tenemos que caminar hacia una justicia restaurativa, que permita a las víctimas recobrar su confianza, su seguridad en el futuro, su autonomía, la necesidad de aceptación social y respeto”.

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