Francisco a los jesuitas de Tailandia: “Los jóvenes son quienes realmente entienden Laudato si’”

  • Durante su Viaje Apostólico, el Papa se reunió con las comunidades jesuitas de Tailandia y Japón
  • “Siempre ha habido refugiados en el mundo, pero hoy en día el fenómeno es más conocido”

Durante su viaje apostólico a Tailandia y Japón, el papa Francisco tuvo un encuentro con un grupo de 48 jesuitas del área del Sudeste Asiático. Esta reunión, que no había trascendido hasta este momento, alegró enormemente al Papa, ya que, tal como recoge La Civiltà Cattolica, se sorprendió al ver el gran número de jóvenes jesuitas presente. “Veo que la media de la edad es toda una promesa de futuro”, dijo el Papa.



Con los jóvenes Francisco trató varios temas, ligados a las preguntas que le hacían. Pero, sobre todo, hablaron de Laudato Si’ y de la trata de personas. “Antes del encuentro de la COP21 de diciembre de 2015, en París, había muchas expectativas”, señaló Francisco. “Allí se hizo un gran esfuerzo para favorecer el encuentro de líderes mundiales a fin de buscar nuevos caminos para afrontar los cambios climáticos y salvaguardar el bienestar de la tierra, nuestra casa común”, explicó, subrayando que este encuentro de París fue verdaderamente un paso adelante”.

“Pero después empezaron los conflictos entre los compromisos entre lo planteado en París y el bolsillo de algunos países”, matizó. Y así, “algunos se fueron retirando, pero hoy la gente es mucho más consciente que antes respecto del cuidado de la casa común y de la importancia que esto tiene”.

Del mismo modo, el Papa subrayó la importancia de los jóvenes en la lucha contra el cambio climático. “Han surgido muchos movimientos, especialmente los animados por los jóvenes, y este es el camino que hay que transitar”, dijo. “Hoy son los jóvenes los que entienden con el corazón que la supervivencia del planeta es un tema fundamental”, afirmó, añadiendo que son ellos, precisamente, quienes “comprenden bien, con el corazón, la Laudato si’”.

El drama de los refugiados

Partiendo de la labor del Servicio Jesuita a los Refugiados, Francisco señaló que la Compañía de Jesús ha transformado su trabajo con ellos en “un verdadero lugar teológico”. “Siempre ha habido refugiados en el mundo, pero hoy en día el fenómeno es más conocido debido a las diferencias sociales, al hambre, a las tensiones sociales y, sobre todo, a la guerra”, explicó Francisco. “¿Cuál es la respuesta que da el mundo? La política del descarte. Los refugiados son material de descarte”, añadió.

Además, denunció el hecho de que “el Mediterráneo se ha transformado en un cementerio”, denunció, y “la impresionante crueldad de algunos centros de detención en Libia me toca el corazón”. Asimismo, recordó la realidad de los rohinyás en Asia. “Debo reconocer que ciertas narrativas sobre las fronteras que escucho en Europa me escandalizan. Por otra parte, hay muros que separan incluso a los hijos de sus padres. Y para la droga, en cambio, no hay muros que resistan”, subrayó.

“Por otra parte, está la trata de seres humanos”, recordó, haciendo mención a las congregaciones religiosas que trabajan para “salvar a las jóvenes de la prostitución y de tantas formas de esclavitud”. “Conozco bien y me preocupan los problemas que tienen que enfrentar, como, por ejemplo, la explotación ligada al turismo sexual”, señaló. “Ustedes, jesuitas jóvenes, tienen que hacer todo lo posible para elevar el nivel social de la gente. ¡Trabajen por el bien de su país y por la dignidad de la gente!”.

“No perdamos la memoria”

Durante su viaje a Japón, Francisco celebró una eucaristía con los jesuitas de la comunidad. “A los que el Señor nos llamó y permitió que camináramos con él por el camino de la vida nos pide no perder la memoria”, dijo durante la homilía. “Cuando uno pierde la memoria de dónde lo sacaron, pierde la capacidad de fidelidad. Y se transforma en juez de los demás. El encuentro de cada día, como jesuitas, cuando venimos a charlar con él tiene que estar cargado de memoria, de memoria agradecida”, apostilló.

“No perdamos la memoria de todo lo que hizo con nosotros, con cada uno de nosotros”, animó a los jesuitas, “no perdamos la alegría que da la consolación continua y la paz del corazón en el futuro”. “Y tengamos el corazón abierto para las condiciones que nos va poniendo en el presente de cada día, para que nuestra fidelidad sea mejor fraguada. Y no tengamos miedo a dormir al aire libre: los animales tienen cueva y, en cambio, nosotros, a veces, no sabemos dónde cobijarnos, pero no tengamos miedo”, añadió.

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