El Papa avisa de nuevo: “Necesitamos un capitalismo inclusivo”

  • Francisco ha recibido en audiencia a los miembros del Consejo para un Capitalismo Inclusivo
  • “Todo esto implica superar una economía excluyente y reducir la brecha que separa a la mayoría de las personas de la prosperidad de la que gozan unos pocos”

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El papa Francisco ha recibido en audiencia hoy, 11 de noviembre, a los miembros del Consejo para un Capitalismo Inclusivo, un comité nacido de las conclusiones del Foro Global Fortune-Time. Celebrado en 2016, en este Foro el Papa ya subrayó la necesidad de crear modelos económicos más equitativos, que permitan “a cada persona tener parte de los recursos de este mundo y poder realizar su potencial”.

Por ello, ha expresado su gratitud a los miembros del Consejo por su “compromiso de promover una economía más justa y humana, en línea con los principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia y teniendo en cuenta a toda las persona, así como a las generaciones presentes y futuras”. Y es que “un capitalismo inclusivo, que no deja a nadie atrás, que no rechaza a ninguno de nuestros hermanos y hermanas, es una aspiración noble digna de los mejores esfuerzos”.

“Buscar formas de hacer del capitalismo una herramienta más inclusiva para el bienestar humano integral”, ha continuado Francisco, “implica superar una economía excluyente y reducir la brecha que separa a la mayoría de las personas de la prosperidad de la que gozan unos pocos”. Y es que el aumento de los niveles de pobreza a escala mundial “muestra que la desigualdad prevalece sobre una integración armoniosa de personas y naciones”.

Un enfoque ético

De esta manera, el Papa ha subrayado que se necesita con urgencia “un sistema económico justo y confiable, capaz de responder a los desafíos más radicales” a los que enfrenta la humanidad y el planeta. Asimismo, ha animado a los presentes a “perseverar en el camino de la solidaridad generosa y a trabajar por el retorno de la economía y las finanzas a un enfoque ético que favorezca a los seres humanos”.

“Una mirada a la historia reciente, en particular a la crisis financiera de 2008”, ha apostillado Francisco, “nos muestra que un sistema económico saludable no puede basarse en ganancias a corto plazo a expensas de inversiones y desarrollo productivos, sostenibles y socialmente responsables a largo plazo”. Y, en palabras de san Pablo VI, ha recordado que el verdadero desarrollo “no puede limitarse solo al crecimiento económico, sino que debe fomentar la promoción de cada hombre”.

La dimensión moral de la economía

Esto, sin embargo, significa “mucho más que equilibrar presupuestos, mejorar la infraestructura u ofrecer una mayor variedad de bienes de consumo”. Implica, más bien, “una renovación, una purificación y un fortalecimiento de modelos económicos válidos, basados ​​en nuestra conversión personal y generosidad hacia los necesitados“, ya que “un sistema económico sin preocupaciones éticas no conduce a un orden social más justo, sino que conduce a una cultura de consumo y desperdicio desechable”.

“Por el contrario”, ha continuado, “cuando reconocemos la dimensión moral de la vida económica”, las personas pueden actuar “con caridad fraterna, deseando, buscando y protegiendo el bien de los demás y su desarrollo integral”. En definitiva, no se trata simplemente de “tener más”, sino de “ser más”, llevar a cabo una “profunda renovación de los corazones y las mentes para que la persona humana siempre pueda ser ubicada en el centro de la vida social, cultural y económica”.

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