AES y Falange se manifiestan en Nunciatura por la exhumación de Franco mientras reclaman la “recatolización” de España

  • A su juicio, la fe impulsó el régimen franquista, diluyéndose en el tiempo en nuestra democracia
  • Lamentan “el avance de la sociedad anticristiana”, fruto de “la ingeniería” política y de la inacción episcopal

A modo de ‘bienvenida’ al nuevo nuncio, Bernardito Auza, Alternativa Española (AES) convoca mañana, jueves 7 de noviembre, una convocatoria frente a la nunciatura, en Madrid. En el acto, al que ya ha anunciado La Falange que se sumará, se entregará una carta dirigida al representante del Papa en España.

Firmada en primer lugar por Rafael López-Diéguez, secretario general de AES, la misiva quiere transmitir a Auza “el sentimiento de abandono que nos invade, nuestra preocupación, nuestro desasosiego, nuestra frustración, ante la crisis del catolicismo en España y la responsabilidad que en ello cabe, no solo a los católicos como tales, sino también a quienes son sus pastores”.

Una minoría

“Asumimos –prosigue–, como nos refería Su Santidad Benedicto XVI, que en el mundo actual, en la Europa actual y en la España actual, los católicos comenzamos a ser una minoría; que la España mayoritariamente católica, ideológica y culturalmente católica de hace 60 años ha desaparecido, y no solo en virtud de los procesos de secularización y de ingeniería social promovidos por quienes desean que la Fe se apague, sino también porque, a fecha de hoy, no parece que nuestros pastores hayan trasladado a la práctica el discurso de Su Santidad Juan Pablo II animando a la recatolización de España”.

Definidos como “católicos preocupados ante el devenir de la Fe en España”, los representantes de AES se muestran “inconformistas” con “una visión del catolicismo acomodaticia, que se refugia en los restos de la recatolización de España promovida, apoyada y ayudada por el Estado tras nuestra guerra civil, pero que, año tras año, por razón biológica, se convierte en un eco que amenaza con perderse en la distancia del tiempo”.

Sociedad anticristiana

A su juicio, hoy impera “el avance de la sociedad anticristiana, de esa sociedad, fruto de la ingeniería realizada desde arriba, con el aplauso de unos y la connivencia de otros, en España”. Así, “vivimos con desesperanza, ausentes de guía clara, la imposición de la ideología de género, la destrucción de la moral objetiva, la desintegración del concepto de familia, el progreso de la ‘teología’ de la muerte, la pérdida o la ausencia de la Fe en la vida de gran parte de nuestra juventud”.

En este punto, la crítica se concreta y se dirige a mostrar el malestar por la reciente exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Algo que, entienden, se hizo ante la inacción de los obispos… “Una fotografía clara y diáfana, pese a lo oscuro del objeto del retrato, de cómo el Mal oscurece al Bien, mientras algunos renuncian a encender la Luz y a portar el Farol”.

Franco, condecorado por la Iglesia

De este modo, preguntan al nuncio y al mismísimo Francisco: “¿Qué podemos esperar los católicos cuando la Iglesia vuelve la espalda, como de hecho lo ha hecho, a quien fuera condecorado por Su Santidad Pío XII con la más alta condecoración vaticana, como Caballero de la Suprema Orden Ecuestre de la Milicia de Nuestro Señor Jesucristo, con el Gran Collar de Caballero del Santo Sepulcro de Jerusalén en tiempos de Pablo VI y considerado hermano por el General de los Jesuitas?”

“¿Qué lección –abundan– podemos extraer de la decisión de no amparar en su eterno descanso al Caballero de Cristo, del Santo Sepulcro y hermano, una vez que dejado atrás el paso en la tierra, en su eterno descanso cuando le corresponde poder reposar en una Basílica? ¿Qué ejemplo puede dar el menosprecio a quien, considerándose, por declaración propia, ‘hijo fiel de la Iglesia’, facilitó, impulsó y propició la reconstrucción de la Iglesia en España tanto en sus hombres como en sus cosas?”.

Acto de ingratitud

Por todo ello, concluyen que “nuestros pastores han cometido con Francisco Franco (para quien, en no pocas diócesis, es imposible conseguir que se diga una misa por su alma en el aniversario de su fallecimiento) una clara y flagrante muestra de ingratitud”.

Y es que, lamentan, “no ha habido protesta pública alguna por parte de nuestros pastores ante los acontecimientos, ni tan siquiera cuando se accedió a suelo sagrado pese a la negativa por parte del prior a conceder el necesario permiso, vulnerándose así el Concordato”.

Una basílica secuestrada

“Sin una palabra de sus pastores –concluyen–, los católicos, al menos los católicos que firmamos esta carta, hemos visto con escándalo cómo el Gobierno actual ha SECUESTRADO una Basílica, impedido asistir a Misa a los fieles, obligado progresivamente a dejar de oficiar la Santa Misa a la comunidad, invadido con armas el recinto, prohibido a la comunidad acceder al templo… Una Basílica que, como usted no ignora y debe conocer a través de la prensa, se encuentra amenazada de destrucción”.

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