Maurício Jardim: “Debemos asumir un compromiso más efectivo con la Iglesia de la Amazonía”

El Sínodo Amazónico concluye este domingo 27 de octubre. Tras la publicación del Documento Final –y las votaciones–, a pedido del papa Francisco, son múltiples los escenarios y compromisos que se vislumbran de cara a los ‘nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral’, particularmente en la región panamazónica.

El sacerdote Maurício Jardim, director de las Obras Misioneras Pontificias en Brasil y perito del Sínodo, analiza algunas de las tareas que deberá abrazar la Iglesia en la Amazonía en esta etapa post-sinodal.

Sinodalidad e interlocución

PREGUNTA.- ¿Cuáles son las implicaciones del Sínodo para la misión de la Iglesia?

RESPUESTA.- Este sínodo ha interpelado principalmente la misión de la Iglesia en la región panamazónica. Se ha logrado hacer una adecuada recepción de dos grandes documentos del magisterio del papa Francisco: ‘Evangelii gaudium’ y ‘Laudato si’’.

El Papa invita a la Iglesia a una conversión pastoral misionera, a ser una Iglesia en salida, que aprende a no quedarse sentada o parada, y la misión nace del encuentro con Jesucristo.

‘Iglesias hermanas’ 

P.- Desde el punto de vista de la misión, ¿qué compromisos concretos podría abrazar la Iglesia de Brasil en el post-sínodo?

R.- En este Sínodo ha nacido un llamado muy fuerte. Todas las iglesias debemos asumir un compromiso más efectivo con las iglesias de la Amazonía.

En Brasil ya se cuenta con el proyecto de ‘Iglesias hermanas’ del que hacen parte 55 diócesis de Brasil que están ayudando en la Amazonía. Pero este Sínodo nos ha invitado a expandir aún más esta presencia, de modo que podamos ampliar el envío de misioneros laicos y laicas, de presbíteros, de miembros de la vida consagrada para contribuir en la Amazonía.

Opción preferencial por los indígenas

P.- Se le ha dado protagonismo a los indígenas y a las mujeres, ¿cómo se vincularán en la misión evangelizadora?

R.- Ellos han sido los principales interlocutores del sínodo. Primero, porque los pueblos originarios son los que están en las periferias más alejadas, son pueblos que tienden a desaparecer, y el Sínodo ha hecho una opción preferencial por los pueblos indígenas, que sin embargo no es exclusiva ni excluyente. También están los pueblos que habitan en las orillas de los ríos, los afrodescendientes, y muchos otros, porque el rostro de la Amazonía es plural.

La voz de los pueblos indígenas, además, ha repercutido ampliamente. Son los mayores defensores de la ecología integral. Su modo de relación con el Amazonas no es mercantilista, es de cuidado, de preservación. Es tiempo que la Iglesia aprenda de ellos, de su forma de relacionarse con el Amazonas.

Otro interlocutor han sido y seguirán siendo las mujeres, ellas también han tenido un lugar central en el Sínodo, porque están ocupando un espacio de coordinación de las comunidades en el Amazonas. Las que están al frente de la mayor parte de las comunidades son las mujeres, y las mujeres en este sínodo han tenido amplio reconocimiento.

Estoy seguro que estos dos interlocutores nos seguirán ayudando en la recepción de este Sínodo, lo mismo que de ‘Evangelli gaudium’ y ‘Laudato si’’.

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