El Papa a los obispos de Madagascar: “Afronten la vida como les viene, como porteros de fútbol”

Francisco ha buceado en la identidad y misión del obispo en el encuentro que ha mantenido con la Conferencia Episcopal de Madagascar en la catedral de la Inmaculada Concepción en la capital malgache.  Lejos de otros encuentros con prelados marcados por un tono bronco, en esta ocasión el tono del Papa fue especialmente alentador, a la vez que les animó a no ser pastores “controladores que uniformizan y estandarizan”, sino unos hombres “cercanos a Dios, a sus sacerdotes y al pueblo”.

“El pastor debe tomar la vida como viene. Es como el portero del equipo de fútbol: toma el balón por donde venga y sabe moverse según la realidad que se le presente. Esto es el amor del pastor”, expresó el Papa saliéndose del discurso que tenía preparado. En esta misma línea pidió a los obispos que respondan de inmediato a los sacerdotes cuando les pide un encuentro a través de su secretaría: “De lo contrario se convertirán en funcionarios de una corte”, alertó el Papa.

Contra la desigualdad

Francisco apreció ante los obispos cómo ha constatado “la desigualidad y la corrupción” en estas horas en el país, a la vez que las contradicciones que guarda “una tierra rica pero con mucha pobreza”. “Es difícil la tarea del pastor en estas circunstancias”, se compadeció Francisco.

Aun así, invitó a los obispos para que sean “sembradores de esperanza” entre el pueblo malgache. A partir de ahí, el Papa elaboró un retrato robot de cómo ha de ser ese sembrador que “no baja los brazos, no abandona y menos aún quema su campo cuando algo se malogra”. Es más, señaló que “sabe esperar, confía, asume las contrariedades de su siembra, pero jamás deja de amar aquel campo encomendado a su cuidado; incluso si viene la tentación, tampoco escapa encomendándoselo a otro”.

Siguiendo con esta metáfora agrícola, Francisco apuntó que “el sembrador conoce su tierra, la “toca”, la “huele” y la prepara para que pueda dar lo mejor de sí”. Desde ahí, reclamó a los obispos que desarrollen el sentido del “olfato” para conocer las necesidades de la gente y aquello que “dificulta, obstruya o dañe lo sembrado”.

Defensa de la dignidad

Así, encomendó a los prelados presentes a continuar llevando “la responsabilidad de velar por la dignidad de todos vuestros hermanos que reclama construir una nación cada vez más solidaria y próspera, dotada de instituciones sólidas y estables”.

“¿Puede un pastor digno de ese nombre permanecer indiferente ante los desafíos que enfrentan sus conciudadanos de todas las categorías sociales, independientemente de sus denominaciones religiosas? ¿Puede un pastor al estilo de Jesucristo ser indiferente a las vidas que le fueron confiadas?”, se preguntó el Papa ante el pleno de la Conferencia Episcopal de Madagascar.

Influencia social

Durante su discurso, también aprovechó para reivindicar el papel de la Iglesia en medio de la sociedad malgache echando mano de Evangelii Gaudium: “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil”.

En este sentido reivindicó “la madura e independiente entre la Iglesia y el Estado” como un “desafío permanente” frente al “peligro de la connivencia”. El principal signo de autonomía eclesial para el Papa es la preocupación por los pobres. En la medida en el que la Iglesia malgache sea pobre y para los pobres será signo de Evangelio. “Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida”, apuntó parafraseando la encíclica programática Evangelii gaudium.

Nunca dejemos solos a los pobres

“Debemos ser nosotros los primeros en la opción por proclamar el Evangelio a los pobres”, insistió el Papa subrayando el trabajo por los niños víctimas de explotación y de abuso. “Nunca los dejemos solos. Se descarta al que está por nacer y se descarta al anciano”, improvisó el Papa.

Por otro lado, el Papa también invitó a cada obispo a ser “hermano mayor y padre” de sus sacerdotes diocesanos para no dejarlos “húerfanos”. En este siento, les planteó a profundizar en el “deber urgente de acompañamiento y discernimiento” en lo que a la pastoral vocacional y la formación se refiere.  “Estad atentos y no os dejéis llevar por el número, no dejéis entrar al lobo en el rebaño”, apuntó.Además, advirtió de que “está de moda encontrarse con sacerdotes rígidos, de museo. Bajo toda rigidez, existen problemas”.

Con respecto a los laicos, les instó a promover su compromiso “con generosidad y responsabilidad”. “Por favor, no clericalicen a los laicos. Cuidado con el clericalismo. El laico es el custodio del servicio en la Iglesia”, les recomendó.

Recapitulando los principales retos pastorales para la Iglesia malgache, Francisco llamó a los obispos a promover la protección del medio ambiente en un espíritu cristiano,  el problema de la inmigración, la colaboración con las Iglesias del Índico…

Denuncia de inseguridad

Por su parte, el cardenal Désiré Tsarahazana le dio la bienvenida en nombre de toda la Iglesia de Madagascar que destacó el trabajo por los pobres “como uno de los distintivos de nuestra Iglesia, porque nuestro pueblo es pobre”.

“La inseguridad es muy preocupante y frente a esto no podemos callar y no podemos no actuar”, le expresó el presidente de la Conferencia Episcopal de Madagascar que apuntó cómo “queremos cambiar la realidad dentro de nuestras posibilidades”.

Noticias relacionadas
Compartir