Los obispos españoles alertan de la incompatibilidad entre la oración y la meditación zen

  • La Comisión para la Doctrina de la Fe ha remarcado el “peligro” que supone la confusión del cristianismo con otras religiones
  • “Cuando la divinidad y el mundo se confunden y no hay alteridad, cualquier tipo de oración es inútil”

Varios adultos meditan/oran en los bancos de un templo

Los obispos españoles han publicado un documento, firmado por la Comisión para la Doctrina de la Fe, en el que han criticado severamente la unión de la fe cristiana con prácticas como la meditación zen y el mindfulness. De hecho, el texto, titulado ‘Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Orientaciones doctrinales sobre la oración cristiana’, acusa a estas prácticas de tratar de suplantar “la auténtica oración cristiana”, lo que las hace completamente “incompatibles” con la fe.

“La sed de Dios acompaña a todos y cada uno de los seres humanos durante su existencia”, dicen los obispos en el documento, “sin embargo, la cultura y la sociedad actuales, caracterizadas por una mentalidad secularizada, dificultan el cultivo de la espiritualidad y de todo lo que lleva al encuentro con Dios”. “Nuestro ritmo de vida, marcado por el activismo, la competitividad y el consumismo, genera vacío, estrés, angustia, frustración, y múltiples inquietudes que no logran aliviar los medios que el mundo ofrece para alcanzar la felicidad”, lo cual llevaría a las personas a buscar “silencio, serenidad y paz interior”. 

Esta búsqueda, afirman los obispos, ha llevado “al resurgir de una espiritualidad que se presenta como respuesta a la ‘demanda’ creciente de bienestar emocional, equilibrio personal, disfrute de la vida o serenidad para encajar las contrariedades”, pero que, si bien lleva al hombre a encontrarse “consigo mismo”, en muchas ocasiones “no lleva a Dios”. Por eso, advierten de que “muchas personas, incluso habiendo crecido en un ámbito cristiano, recurren a técnicas y métodos de meditación y de oración que tienen su origen en tradiciones religiosas ajenas al cristianismo y al rico patrimonio espiritual de la Iglesia”, lo cual puede llevar, incluso, al “abandono efectivo de la fe católica”.

Contra las “teologías del pluralismo religioso”

De la misma manera, los prelados han criticado a aquellos que incorporan estos métodos como un “complemento de la propia fe para lograr una vivencia más intensa de la misma”, ya que, aseguran, “esta asimilación se hace frecuentemente sin un adecuado discernimiento sobre su compatibilidad con la fe cristiana, con la antropología que se deriva de ella y con el mensaje cristiano de la salvación”. “Ciertos planteamientos dentro de la Iglesia han podido favorecer la acogida acrítica de métodos de oración y meditación extraños a la fe cristiana”, subrayan.

“El zen elimina la diferencia entre el propio yo y lo que está fuera, entre lo sagrado y lo profano, entre lo divino y lo creado”, dicen los obispos. “Cuando la divinidad y el mundo se confunden y no hay alteridad, cualquier tipo de oración es inútil”, afirman en el documento, en el cual se critica a aquellos grupos cristianos y organizaciones eclesiales que “practican la meditación zen”. “Algunos llegan incluso a hablar de un supuesto zen cristiano”, subrayan.

Sin embargo, han matizado que esto “no supondría mayor dificultad si se limitara a incorporar a la pedagogía de la oración cristiana ciertas técnicas que predisponen el cuerpo y el espíritu al silencio necesario para la oración, pero en no pocas ocasiones va más allá de esto, teniendo consecuencias para la misma comprensión de la oración”. “No es posible una oración propiamente cristiana que asuma globalmente un método que no esté originado o se aparte del contenido de la fe”, se reafirman.

Una sola salvación: la cristiana

La Comisión para la Doctrina de la Fe se ha mostrado, además, especialmente preocupada por el hecho de que estos métodos puedan hacer dudar del valor de “la humanidad de Cristo como camino concreto para llegar a Dios”, por lo que, al perder “su carácter único”, su enseñanza “no tiene más valor que la de otros maestros fundadores de religiones, con los que queda equiparado Jesús”.

Además, los obispos han criticado el resultado del encuentro del cristianismo con otras religiones, “especialmente las asiáticas”, ya que, advierten, “ha dado lugar a las teologías del pluralismo religioso”. “La Revelación acontecida en Jesucristo no sería decisiva para conocer la verdad sobre Dios”, recalcan, por lo que, “el relativismo que caracteriza la mentalidad de nuestro mundo se traslada así al ámbito de lo religioso, de modo que ninguna religión puede presentarse con una pretensión de verdad”.

De esta manera, los prelados niegan el hecho de que las distintas religiones representen “caminos posibles de revelación y de salvación”. “Esta mentalidad vacía de contenido la fe cristiana y tiene consecuencias directas en algunos aspectos fundamentales de la vida de la Iglesia”, advierten, pero no solo en el ámbito espiritual. “Pensemos, por ejemplo, en el peligro que esto entraña para la actividad misionera, que se volvería innecesaria si Cristo no fuera el Revelador del Padre y el Salvador único y universal”, apuntan.

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