El Papa aboga en la audiencia general por la “conversión del bolsillo”

Durante su catequesis en el Aula Pablo VI del Vaticano, Francisco asegura que el buen cristiano es aquel que es “generoso con los otros” porque ayuda “a los más débiles y a los más pobres”

Hay una señal evidente que para el papa Francisco demuestra quién es un buen cristiano: la “conversión del bolsillo”. En su catequesis durante la audiencia general que presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Pontífice instó a los fieles a “rezar” y a buscar la “comunión y el sacramento de la reconciliación”.

Pero también invitó a no olvidarse de que “la señal de que tu corazón se ha convertido es cuando la conversión llega a los bolsillos, cuanto toca el interés propio”. Es entonces cuando se ve si una persona es “generosa con los otros” y ayuda “a los más débiles y a los más pobres”.

Francisco pidió no olvidarse de los más desfavorecidos no sólo de bienes materiales y puso el foco también en los “pobres espirituales, la gente que tiene problemas y necesita nuestra cercanía”. Es por ello que la Iglesia siempre ha precisado de cristianos que no sólo ofrezcan “las cosas que no necesitan” para dárselas a quienes se encuentran en situación desfavorecida, sino también de aquellos que brindan su tiempo. “¡Cuántos cristianos hacen voluntariado!”, celebró el Papa, considerando que es “bellísimo” compartir el tiempo con otras personas y dedicarse a las obras de caridad y a las visitas a los enfermos. “Hay siempre que compartir con el prójimo y no buscar sólo el interés propio”.

El “peor enemigo” del cristiano

En su alocución, enmarcada en su ciclo sobre los ‘Hechos de los Apóstoles’, Jorge Mario Bergoglio advirtió que la hipocresía es “el peor enemigo” de la comunidad cristiana. Cuando falla “la sinceridad de compartir o la sinceridad del amor” se produce un “cultivo de la hipocresía y un alejamiento de la verdad”. El creyente se vuelve así “egoísta, apaga el fuego de la comunión” y acaba dirigiéndose hacia “el frío de la muerte interior”.

Los que se comportan así pasan por la Iglesia “como turistas”, denunció el Papa. “Hay muchos que están en la Iglesia siempre de paso, con un turismo espiritual que les hace creer que son cristianos, pero sólo son turistas de las catacumbas”, lamentó.

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